Yahoo Respuestas
Hubo un tiempo en que cualquier pregunta que se te cruzara por la mente, por muy nublada que la tuvieras, ya la había formulado varios años antes un mexicano en
Yahoo Respuestas, una web tan mágica que no resistió nuestros felices veinte y hoy debe descansar en la fosa más profunda de la ‘deep web’, entre el mercado negro de crías de pangolín y el Portal de Contratación del Estado, sección asesores de ministro. Del mismo modo que allí estaban las dudas de la humanidad conocida, ahora toda elucubración sexoafectiva nacida al calor de la cuarta cerveza en una terraza liberal o comunista ya tiene un nombre en inglés pergeñado por un periodista norteamericano en la soledad de su apartamento de Nueva York, desde el que lanza mensajes al otro lado del charco con la esperanza no tanto de que le lean como de que algún día le suban el sueldo y pueda escribir menos para pensar más. El último hallazgo, reinterpretado por Nuria Labari en ‘El país’, es el ‘hate sex’, esto es, el deseo que generan en ti las personas que desprecias, un sentimiento que ha encontrado en el arco parlamentario su razón de ser y de crecer. Copan las listas, por lo visto, Abascal, Ayuso y Sánchez. ¿Pero y Ábalos? ¿Dónde queda él en esta ecuación? La compasión que está despertando en este país aún no tiene nombre, porque es un cóctel de admiración por la épica, ternura por la debilidad de un hombre que entendió que ser ministro era vivir en la isla de las tentaciones, pena por el derrumbe, alegría por el daño al partido y risas por los detalles, dignos de un Torrente en la ética y la estética.
A la espera de que le compongan su himno, Dani Martín le ha compuesto uno a Ester Expósito, casi una musa de Instagram, en un ejercicio autoparódico que hay quien ha visto como la babosada machirula de un hombre que ha dejado de mirar a la madre de José para mirar una mujer que podría ser su hija. Ay. Muerto el sentido del humor nos queda solo la literalidad, que es lo contrario de la literatura y, por tanto, de la diversión. Pero es tan fácil amargarse, marchitarse, odiar...
¿Y a dónde va todo ese odio que no acaba en sexo? Eso sí es una pregunta digna de Yahoo Respuestas.