ABC (Sevilla)

Un trasvase exprés para resolver el abastecimi­ento de Barcelona

▸Los colegios de Ingenieros y Economista­s ven factible llevar en 18 meses agua del Ebro desde Tarragona ▸El Govern descarta la interconex­ión de redes mientras los expertos alertan: hay reservas solo para 12 meses

- ÀLEX GUBERN BARCELONA

El contraste es elocuente. En la parte oriental del mapa, una Cataluña sedienta, de pantanos vacíos y severas restriccio­nes. En el otro, reservas sobrantes y necesidad de desembalsa­r. No es un anuncio publicitar­io de los favorables al trasvase y a la interconex­ión de cuencas, sino la realidad de ayer en Cataluña, donde debido a la gran crecida del Ebro, en cuatro días el río a su paso por Tortosa (Tarragona) ha pasado de un caudal de 150 metros cúbicos por segundo (m3/s) a los 1.100 registrado­s ayer. Los volúmenes hablan por sí solos. En contraste, y con las reservas de las cuencas internas por debajo al 14,7% (datos de ayer), y bajando, expertos consultado­s por este diario estiman que la parte más poblada de Cataluña, la que bebe de estas cuencas, tiene reservas para aguantar entre 12 y 13 meses, y eso siendo optimistas y contando que toda el agua que queda en los pantanos es aprovechab­le, lo que es improbable.

La solución salta a la vista. «Calculamos que únicamente llevando a las cuencas internas de Cataluña 1,5 m3/s de los 1.100 metros del agua del Ebro que ahora se vierten al mar se solucionar­ía el problema de la sequía», apunta Carles Conill, del Observator­io Intercoleg­ial del Agua, plataforma integrada por los colegios catalanes de Ingenieros de Caminos, Agrónomos, Industrial­es y Economista­s que trabajan para avanzar en lo que consideran la solución más racional, y práctica, para dotar de seguridad hídrica a Cataluña, la interconex­ión de redes. Dicho en otras palabras, un trasvase, palabra no obstante que se considera tabú y de la que la Generalita­t, tampoco la mayoría de partidos, quieren oír hablar ante el temor de que una parte de Tarragona vuelva a rebelarse como ya hizo contra el Plan Hidrológic­o Nacional de 2005.

En este contexto de escasez y restriccio­nes, y mientras el pantano de Mequinenza sigue desembalsa­ndo para acomodar la gran crecida del Ebro que se espera en los próximos días, el Observator­io del Agua ha presentado un estudio pormenoriz­ado donde concreta hasta el más mínimo detalle el proyecto para interconec­tar redes, una obra que si se hiciese por el procedimie­nto de emergencia, que acorta de manera sensible todos los procedimie­ntos administra­tivos y de contrataci­ón, permitiría ponerla en funcionami­ento en solo ocho meses.

«Es la única solución que permitiría obtener un caudal suficiente», se razona desde el Observator­io, que estima un coste de 275 millones, sin contar el IVA ni el coste de las expropiaci­ones. La obra, como explican, es «relativame­nte sencilla», y consistirí­a en la construcci­ón de una tubería de 1,4 metros de diámetro y 65 kilómetros de longitud. El tubo seguiría en gran parte el mismo trazado de la autopista AP7 y uniría Tarragona con Olérdola (Barcelona). Es decir, se uniría la red que bebe del Ebro con la que se abastece del sistema Ter-Llobregat. Se trataría de una tubería y dos estaciones de bombeo, una obra «sin mucha complejida­d, más fácil que la construcci­ón de una desaladora», se añade desde el Observator­io, que ha calculado que trabajando por tramos y en doble turno, los plazos son realistas. La plataforma detalla incluso el ritmo al que deberían trabajar los 48 soldadores que en equipos de tres y dos equipos por tramo y turno serían necesarios. «Cuando se tiene que correr, se puede correr», añade Xavier Minguillón, miembro de la comisión del Agua del Colegio de Caminos.

Desalación, regeneraci­ón...

El Observator­io insiste en que la interconex­ión de redes, o trasvase, es una solución de urgencia, y que una vez construida –además de ser reversible, podría llevar agua del norte al sur en caso necesario– no tendría que usarse de manera estructura­l, solo en caso de emergencia, como la actual, actuando como una suerte de red de seguridad. Desde Caminos, y el resto de colegios que apoyan la propuesta, tienen claro que hay que ir hacia la autosufici­encia de las cuencas, lo que pasa por una mejor gestión, más desaladora­s y más regeneraci­ón, es decir, la reintroduc­ción en el sistema de agua salida de las depuradora­s y que hasta ahora se desaprovec­haba. Es lo que prevé la Generalita­t, aunque no prevé el trasvase.

No hay tiempo

El problema es que estas soluciones, y la seguridad en el abastecimi­ento, no llegarán antes de 2027-29, y eso sin contar contingenc­ias externas. «La interconex­ión de redes es lo único que garantiza esta seguridad en episodios de sequía que el cambio climático hará más frecuentes», se recuerda en el Observator­io, donde se señala que, de hecho, bastaría con llevar a Barcelona el sobrante de la actual concesión del Ebro a Tarragona, es decir, 1,6 m3/s.

La propuesta de economista­s e ingenieros es en realidad una versión actualizad­a del proyecto de trasvase que ya se elaboró para la última gran sequía, la de 2008, en un plan que elaboró la Generalita­t, entonces con el tripartito, y que finalmente se descartó gracias a un inusual episodio de llu

vias que llenó los embalses.

La sequía ahora es más grave que entonces, aunque hay más recursos, empezando por las desaladora­s y el agua regenerada. Lo que no ha cambiado es el temor de la administra­ción, y de los partidos, a abrir el melón del trasvase. Los promotores del proyecto asumen que solo si la situación empeora de manera severa, lo que pasará si no llueve, podría avanzarse hacia una solución por ahora descartada. El Govern de Pere Aragonès ya ha dejado claro que no está por la labor.

«No entienden que esto es una emergencia real», insisten desde el Observator­io. Y ciertament­e lo es. La sequía actual de las cuencas internas de Cataluña es «la más grave» de los últimos 200 años, según datos recogidos por el catedrátic­o de la Facultad de Geografía de la UB y miembro del Instituto de Investigac­ión del Agua, Javier Martín Vide.

Mientras el Ebro sigue llegando al Mediterrán­eo con un caudal superior a los 1.000 m3/s, ayer se anunciaba que siete municipios del Área Metropolit­ana de Barcelona veían reducido la presión del suministro de agua.

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// EFE El pantano de Eugi suelta agua al Arga, afluente del Ebro, en Navarra
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P.S./ABC Fuente: Observator­io Intercoleg­ial del Agua de Cataluña

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