El voto protesta demócrata contra la guerra de Gaza debilita a Biden
▸ El presidente y Trump logran victorias en las primarias de Míchigan, pero dejan dudas sobre su vulnerabilidad
El resultado era lo de menos en las primarias de Míchigan, celebradas el martes tanto para demócratas como para republicanos. No había ninguna duda de que Joe Biden y Donald Trump se impondrían en la pelea por ser candidatos de sus partidos a la presidencia de EE.UU. Pero había mucho en juego en este estado del Medio Oeste: medir la fortaleza de cada aspirante en un estado decisivo, de los que da y quita las llaves a la Casa Blanca. En las elecciones de 2016, Trump venció aquí a Hillary Clinton por menos de 11.000 votos. Cuatro años después, Biden se impuso a Trump por 154.000.
Pese a que, en lo numérico, las victorias de Biden y Trump han sido contundentes, ambos salen de Míchigan con muestras de debilidad. En especial, el actual presidente de EE.UU.
Biden dominó las primarias demócratas con un 81,8% de los votos, con el 95% del escrutinio. Sus únicos rivales, Dean Phillips y Marianne Williamson, no pasaban del 4%. Pero su verdadero rival era una campaña de voto protesta orquestada dentro del partido demócrata para castigarle por su gestión de la guerra en Gaza. Míchigan alberga la mayor comunidad árabe y musulmán de EE.UU., un bloque electoral que vota de forma tradicional por los demócratas. Este electorado ha condenado que Biden no haya exigido a Benjamin Netanyahu, jefe de Gobierno israelí, un alto el fuego para detener la muerte de civiles y paliar la crisis humanitaria en la franja de Gaza.
100.000 papeletas
Algunos líderes de la comunidad árabe, de la mano de sectores izquierdistas locales, emprendieron la campaña ‘Escucha a Míchigan’, que pedía a los votantes que en las papeletas de primarias eligieran la opción ‘no comprometido’ para mostrar su músculo político ante Biden.
La campaña logró un resultado muy por encima de lo esperado: más de 100.000 papeletas con la opción ‘No comprometido’. «Nuestro movimiento ha emergido victorioso esta noche y ha sobrepasado de forma masiva las expectativas», reaccionó en un comunicado Layla Elabed, la directora de campaña
de ‘Escucha a Míchigan’. «No queremos una presidencia de Trump, pero Biden ha puesto a Netanyahu por delante de la democracia estadounidense».
Ante una noche convulsa, Biden prefirió mirar para otro lado. Tardó hora y media en reaccionar a su victoria y, cuando lo hizo, ni siquiera mencionó a Israel, Gaza, los palestinos o el voto protesta que había sufrido. «Quiero agradecer a toda la gente de Míchigan que ha hecho que se escuche hoy su voz», se limitó a decir en un comunicado en el que se centró en los aspectos donde busca fundamentar su victoria en noviembre: el miedo a Trump y el acceso al aborto. Pero ignorar las protestas de sus pro
pios votantes no las va a hacer desaparecer. Quizá las puede alentar.
Todo esto son noticias fantásticas para Trump, que si gana en Míchigan tendría buena parte de la elección en su mano. No lo ocultó en la noche de primarias. No acudió a Míchigan, pero compareció por teléfono en la celebración del partido republicano local y predijo que esto es un anticipo de una victoria en noviembre: «Si ganamos Míchigan, ganamos todo». Trump tenía más competencia que Biden por la insistencia de Nikki Haley, exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora ante la ONU, de no tirar la toalla. Pero logró otra victoria contundente, como ha ocurrido
en todas las batallas de primarias hasta el momento, y como se espera que siga ocurriendo: con el 95% escrutado, logró el 68,2% de los votos, frente al 26,6% de Haley.
Míchigan volvió a mostrar la tónica de esta campaña: Trump es insuperable en primarias, pero muestra que será vulnerable en la elección general. Haley ha conseguido en los estados disputados un porcentaje considerable de voto ‘antiTrump’, con mucha presencia de votantes moderados e independientes. Si el expresidente no consigue seducirlos para que vayan a las urnas por él en noviembre, la elección se le pondrá cuesta arriba.