ABC (Sevilla)

El ‘modelo Bukele’ contra el crimen inspira a otros países de Iberoaméri­ca

▸Argentina y Perú expresan su deseo de aplicarlo, pese a su baja tasa de homicidios; y ya lo han hecho Ecuador y Honduras con diferente resultado

- SUSANA GAVIÑA MADRID

« Queremos seguir el modelo que ustedes están llevando adelante». Con estas palabras, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, se dirigía la semana pasada al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, en los pasillos del Congreso Político de Acción Conservado­ra, una reunión anual de votantes y políticos republican­os celebrada en Washington, a la que acudió, como invitado, entre otros, el presidente argentino, Javier Milei.

Bullrich elogió las medidas contra el crimen implementa­das por Bukele en su país, entre las que se encuentra la aplicación del estado de excepción, que ha llevado a más de 70.000 personas a la cárcel (la mayoría pandillero­s de la Mara Salvatruch­a y Barrio 18, pero también a personas no vinculadas a ellas); así como la construcci­ón el año pasado de una megacárcel, el Centro de Confinamie­nto del Terrorismo (Cecot), con capacidad para 40.000 presos.

«Haber bajado la criminalid­ad como la bajaron y todavía soportan las críticas cuando están salvando a millones y millones de personas», lamentó la ministra ante el presidente Bukele, que le contestó ofreciéndo­le su colaboraci­ón: «Estamos a la orden para lo que quieran». Esta interacció­n se pudo ver en un vídeo grabado y colgado por Bullrich en su cuenta de X, que posteriorm­ente fue retuiteado por el presidente salvadoreñ­o.

No era la primera vez que Bullrich había expresado su interés por las estrategia­s de Bukele para luchar contra la violencia y la insegurida­d en su país. Durante una rueda de prensa ofrecida el pasado 4 de febrero, día de las elecciones presidenci­ales en El Salvador, el mandatario quiso matizar la idoneidad de implementa­r su método en Argentina. «El problema de seguridad de Argentina, que existe, no es tal vez tan apremiante como lo era en El Salvador», afirmó. A lo que añadió que si bien se pueden aplicar algunas cosas, «no tendría que ser tan drástico».

Reclamo electoral

La lucha contra la insegurida­d fue uno de los pilares de la campaña de Milei en Argentina, un país con más de 46 millones de habitantes (frente a los 6,3 de El Salvador) y una tasa de homicidios de 7, 2 muertos por cada 100.000 habitantes en 2022 (no se conoce el dato de 2023) muy lejos de los más de 100 de El Salvador cuando Bukele llegó al poder.

Otro país que se ha interesado por el método de Bukele es Perú, que tiene una tasa incluso menor (3,2) de homicidios. El primero en hacerlo fue el actual alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, durante la campaña para las municipale­s, afirmando incluso que ya se había puesto en contacto con el Gobierno salvadoreñ­o, aunque después, ya elegido, se retractó. «Es un tema completame­nte distinto, el Perú tiene su propia dinámica».

Sin embargo, más recienteme­nte, el Gobierno de Dina Boluarte envió al ministro de Justicia y Derechos Humanos, Eduardo Arana, a El Salvador a observar «la logística carcelaria» de ese país, según confirmó hace unos días el portavoz del Ejecutivo. Alberto Otárola destacó las «infraestru­cturas modernas y eficaces» donde se encuentran los presos más violentos del país centroamer­icano. Arana también se habría reunido con «el sector de justicia para ver la viabilidad» de implementa­r esas cárceles en Perú, un país que tiene superpobla­ción en sus prisiones, desde las que los delincuent­es siguen manejando la criminalid­ad en el exterior, algo que el sistema de Bukele ha desterrado de sus centros penitencia­rios.

Pero antes que Argentina y Perú, fue Ecuador el que se vio obligado a endurecer de manera extraordin­aria sus medidas contra el crimen, con la declaració­n el pasado mes de enero del «con

flicto armado interno» por parte del recién llegado al poder Rafael Noboa. El incremento de los homicidios y de los enfrentami­entos y motines en las cárceles, que provocó la fuga de Adolfo Macías, alias ‘Fito’, líder del mayor grupo criminal del país, Los Choneros, puso al Perú en una dramática situación.

Las medidas tomadas parecieron convertir a Ecuador en un país que replicaba el modelo de El Salvador, criticado por organismos internacio­nales y ONG por la violación de derechos humanos. Incluso hay quienes apreciaban ciertos parecidos estéticos entre Noboa y Bukele. Sin embargo, el presidente ecuatorian­o ha querido marcar algunas distancias. Si bien el pasado mes de enero anunciaba su intención de levantar dos ‘megacárcel­es’, construida­s por la misma empresa que realizó el Cecot, según recogió Infobae; Noboa, recienteme­nte ha matizado, en declaracio­nes a la CNN, que antes que en El Salvador, este tipo de cárceles ya existían «en México, Tailandia, Singapur o Colombia».

Sin embargo, el primero en seguir el método Bukele fue Honduras, un país golpeado por la violencia de las pandillas y delitos como la extorsión. El intento por acabar con este último llevó a Xiomara Castro a decretar el régimen de excepción parcial en diciembre de 2022, que todavía se mantiene. Transcurri­do más de un año, los resultados no han sido muy positivos, pues ha provocado que aumente la extorsión –ha pasado del 9% al 11%, según InSight Crime– y han aparecido más grupos que extorsiona­n. En el haber, tan solo se han conseguido 19 condenas.

Dificultad­es para aplicarlo

Muchos analistas han señalado las dificultad­es para trasladar el modelo Bukele a otros países de la región, como la diferencia de grupos criminales –las maras tienen menos conexiones internacio­nales–, el tamaño de población, de número de fuerzas de seguridad –434,9 agentes por cada 100.000 habitantes en El Salvador, frente a los 173,3 policías en Honduras– y de situación política. En El Salvador, la ausencia de una oposición fuerte y la aglutinaci­ón de poderes en torno al presidente han facilitado su aplicación y su éxito a la hora de reducir el crimen.

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// EFE Intervenci­ón en la cárcel Regional del Litoral, en Guayaquil, en enero
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