Trump se regala una fiesta en los ‘caucus’ de Nevada, donde gana con el 99% de los votos
▸ «Me gustaría felicitar a ‘ninguno de estos candidatos’ por los resultados», se burló
El jueves Donald Trump se impuso en los ‘caucus’ de Nevada, un estado que será clave para decidir el ganador en otoño. Que el expresidente haya ganado aquí era la única posibilidad: competía sin oposición, después de que una disputa entre candidatos por el sistema electoral en el estado le dejara sin rivales de entidad. En las papeletas solo había otro candidato –el reverendo Ryan Binkley, un desconocido para la mayoría– y Trump se llevó el 99,1% de los votos y los 26 delegados.
Pese a esas circunstancias, la victoria en Nevada tiene mucha importancia para
Trump. Para empezar, por la situación bochornosa en la que deja a su única rival, Nikki Haley, la exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora ante la ONU.
Desde la segunda planta del casino Treasure Island de Las Vegas, a la que se llega tras atravesar el tintineo de las tragaperras en la planta baja, Trump exigió que el partido le declare ya ganador de las primarias y se mofó de Haley ante sus incondicionales. «Me gustaría felicitar a ‘ninguno de estos candidatos’ por los resultados de las primarias», celebró entre risas de sus seguidores, muchos tocados con gorras rojas y blancas de la campaña.
Pero el músculo de Trump en Nevada también se vio en los ‘caucus’. Pese a que el resultado estaba cantado, decenas de miles de votantes fueron a los colegios electorales. «Es hora de cambiar las cosas», aseguraba a este periódico Julia, una seguidora leal de Trump que protestaba por la «corrupción de Biden» y aseguraba que la alusión del fiscal a sus problemas cognitivos «son un ardid para que no le imputen». En su colegio electoral, en un centro recreativo comunitario, con las luces de los casinos y hoteles al fondo, había una cola larga de votantes. «Necesitamos a Trump para volver a estar bien», añadía su marido, a su lado.
Para esa vuelta de Trump, sus votos serán decisivos. «Si ganamos en Nevada, la elección está perdida para ellos», defendía el expresidente, de vuelta en el casino donde celebró los resultados, incrustado entre algunos de los grandes hoteles de Las Vegas, como el Venetian, el Mirage o el Wynn.
Estado bisagra
No es una exageración. Nevada es uno de esos estados bisagra –como Michigan, Pensilvania, Arizona o Georgia–, donde las fuerzas entre republicanos y demócratas están igualadas, que deciden las presidenciales.
Los republicanos no ganan aquí desde 2004, pero hay indicaciones de que eso podría cambiar este año. En 2022, el puesto de gobernador pasó a manos republicanas y las encuestas se han inclinado a favor de Trump desde este otoño. Las alarmas saltaron entre los demócratas en octubre con una encuesta de ‘The New York Times’ y Siena College, que daba aquí una ventaja para Trump de once puntos en un enfrentamiento con Biden. Desde entonces, todos los sondeos han dado ventaja –entre tres y doce puntos– al candidato republicano.
«Sin duda, va a haber cambio y ganarán los republicanos», defendía desde la alfombra del casino en el que Trump celebró su victoria una de sus seguidoras, Lauren Robison, ataviada con una camiseta con la leyenda «Trump ganó», en referencia a las elecciones de 2020. En su opinión –y en la de cualquiera a quien se pregunte en Las Vegas– la economía será un asunto central. «Tenemos la segunda peor inflación del país», aseguraba, una situación que se completa con el paro más alto de todos los estados y un mercado inmobiliario cada vez más inasequible para muchos.
Resultó sorprendente que Trump pasara por alto en su discurso las menciones del informe del fiscal a la capacidad cognitiva de Biden, uno de los ataques favoritos de su campaña. Si a él se le olvidó, no fue así con sus seguidores. «Me siento mal por él, no está bien», decía Robison. «Tenemos que sacarle del poder, ni siquiera es él quien está al frente».
Resultó sorprendente que Trump pasara por alto en su discurso las menciones del fiscal a la capacidad cognitiva de Biden
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