Dramas de mujer de raza negra, en modo musical
Dirección: Sam Blitz Bazawule. Intérpretes: Fantasia Barrino, Danielle Brooks, Taraji P. Henson...
‘EL COLOR PÚRPURA’
Steven Spielberg hizo en 1985 una adaptación de la novela de Alice Walker que ya contenía la predisposición de la historia hacia el musical por el espléndido trabajo de Quincy Jones, quien produjo, junto a Oprah Winfrey, un completo musical veinte años después que se estrenó en Broadway, con canciones compuestas por Brenda Russell, Allee Willis y Stephen Bray, que es la música que mayormente se ha utilizado para esta nueva versión cinematográfica, muy ajustada a la historia original y a la versión teatral, y producida ahora por Spielberg. Hay círculos que no son tan redondos.
Como película musical, es fantástica y está salteada de canciones y coreografías espectaculares, con gran espíritu godspell y con enorme variedad de voces y tonos todos magníficos. Las localizaciones, la ambientación y el diseño son de un lujo spielberiano y ofrece en conjunto una muy hábil composición de melodrama, explosión liberadora y estrépito de soul, blues y bailes rotundos…, y narra la historia de Celie, que comienza como niña desvalida y poco agraciada y se convierte en una mujer poderosa y consciente de esa fuerza adquirida.
Tanto entonces, pero más subrayado ahora, el relato alude más a la dignidad de género que a la dignidad de raza, y se presenta a la mujer como un ser oprimido y envilecido por los hombres de raza negra (hay muy poca intervención de ‘los blancos’, aunque la segregación racial está de un modo latente). El argumento nos muestra de casi niñas a las dos hermanas, Celie y Nettie, la primera embarazada de su propio padre, que por segunda vez le arrebatará el hijo al nacer. Celie caerá en manos de un marido, Míster, indeseable y maltratador, luego conocerá a Shung Avery, mujer de una pieza, y, en fin, continúa con los mismos pasos argumentales de superación femenina, descubrimiento sentimental, social y sexual entre lo tristemente dramático y alegremente musical.
El trío de mujeres protagonistas, su carácter, alude curiosamente a una sutil diferencia muy muy actual, pues dos de ellas son ‘poderosas’, es decir, son desde siempre dueñas de su energía y fortaleza, mientras que la otra es ‘empoderada’, o sea, una construcción de fuerza recién adquirida. Los personajes de Shug Avery y de Sofía son arrolladores y energéticos, mientras que Celie (Fantasia Barrino, en el papel que hizo Whoopie Goldberg) es el de una víctima con una mecha que hay que encender. Las tres actrices están espléndidas en su función descriptiva y agrupadora del mundo femenino. Y cantan y bailan con esos sentimientos, de brisa a ciclón. Los personajes masculinos no son, lógicamente, atractivos y reflejan esquemas y símbolos que describen su universo y sus carencias morales e ideológicas: son clichés, pero, como cliché, Colman Domingo se crece a niveles altísimos de villanía en el papel de Míster y pone a her
vir a fuego máximo lo melodramático.
El trabajo del director, Sam Blitz Bazawule, es eficaz, con una vistosa puesta en escena y con algún momento sentimental bien enjugado, aunque no se despega por completo de su aroma Broadway. No llega a los Oscar con el
saco de ‘nominaciones’ que llegó Spielberg (once), aunque salió el saco vacío, pero ha conseguido una muy merecida para Danielle Brooks, en el personaje que hizo Oprah Winfrey. Los amantes del musical y los incondicionales del melodrama estarán en su película.