Un contable de UGT admite que le pidieron maquillar una factura
▸ Niega en el juicio una doble contabilidad, aunque el sindicato sí cargó a la Junta facturas sin compra
Francisco Mateos Aparicio, que estuvo trabajando en el departamento de Contabilidad de UGT Andalucía desde el año 2002, reconoció ayer que recibió instrucciones del exsecretario de Administración y Finanzas del sindicato Federico Fresneda para manipular la factura emitida con un proveedor, pero se negó en redondo. «Le comenté al secretario de Administración [el acusado Federico Fresneda] que no iba a hacerlo», recordó ayer en el juicio que celebra desde el 29 de enero pasado la Audiencia Provincial de Sevilla contra su antigua cúpula del sindicato por defraudar supuestamente a la Junta de Andalucía 40,7 millones de euros correspondientes a subvenciones para cursos de formación que se habrían desviado para pagar actividades propias del sindicato.
En el juicio, a preguntas del fiscal Anticorrupción, el contable de la UGTA contó que el extesorero Federico Fresneda le dijo que «llamara a un proveedor para solicitar un cambio» que «puede ser que fuera» para imputarlo a una ayuda de la Junta de Andalucía, pero alegó que no recordaba qué programa era ni los detalles concretos. «¿Usted se negó?», le preguntó el fiscal Fernando Soto. «Le comenté al secretario de Administración que no iba a hacerlo». Con posterioridad, a preguntas del letrado de Fresneda, recalcó que «no me pareció una operación de trabajo en la que iba a estar cómodo. Así que hizo una llamada delante mía y solicitó el cambio» al proveedor. «El señor Fresneda mandaba mucho», advirtió el testigo, en alusión al que fuera secretario general de Administración de UGT-A desde 1998 hasta mayo de 2013, quien, según la declaración policial que Mateos hizo, daba directrices a sus trabajadores para intentar imputar a los programas (subvenciones) «la mayor cantidad de gastos».
El testigo ratificó, con algunos matices, la declaración que realizó el 14 de enero de 2014 ante la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Apenas un mes antes, el 19 de diciembre de 2013, los agentes, por orden judicial, habían registrado varias sedes regionales del sindicato y sus empresas en busca de pruebas sobre la supuesta trama de facturas falsas ideada por la organización para financiarse irregularmente. Cinco exdirigentes de la organización se sientan ahora en el banquillo por este caso.
El contable de la UGT-A, que es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales, aseguró que conocía la existencia de los botes, donde se acumulaban los excedentes obtenidos con las facturas emitidas por sus proveedores de confianza que luego se presentaban ante la Junta para justificar las subvenciones. Ante los agentes, confesó que «el volumen que alcanzó esta práctica fue tal que escandalizaba a todo el mundo» en la sede del sindicato, según recoge el acta de su declaración. Entre los propios trabajadores comentaban que la práctica de los «botes» iba a «explotar», dijo.
Ante el tribunal se mostró menos contundente, aunque reconoció que el sindicato imputaba facturas a un programa sin que hubiera entrega de ningún bien. «No se había producido todavía», añadió. «¿Se alteraron facturas de entrega de bienes para imputar a un programa?», insistió el fiscal, a lo que éste respondió que «en unos casos las entregas se correspondían con las facturas y en otros no», añadió.
En su declaración policial, Mateos señaló que «el concepto de las facturas no se correspondía con lo servido». Sin embargo, ayer negó que existiera una doble contabilidad en el sindicato, sino que había una diferencia temporal entre el «cierre contable» del programa para justificar los gastos hacia el final de año y el cierre de la contabilidad, que se efectuaba en abril u octubre del año siguiente, por lo que había que conciliar ambos saldos.