ABC (Sevilla)

La fachosfera rusticana

Denunciar que el campo lo hunde Bruselas con precios inasumible­s es de fachas

- MACHUCA

LOS tractores no lo sacan a las carreteras los trabajador­es agrícolas. Es Bruselas la que los jalea a que las corten aquí, en Francia, en Bélgica y Alemania. Manuel Pimentel lo llamaría la venganza del campo. Alguien más prosaico diría que es un basta ya, un estar hasta los mismísimos de los burócratas que lo asfixian. La reconversi­ón del campo europeo, según Bruselas, pasa por exigirles a los agricultor­es y ganaderos de la Unión un pliego de condicione­s que no les piden a los países terceros a los que se les pagan, con importacio­nes de dudosa trazabilid­ad, acuerdos políticos y de seguridad frente a extremismo­s religiosos. Y ese pago explicaría, en parte, solo en parte, que a un agricultor malagueño de limones le paguen tres céntimos de euros por su producto y nosotros paguemos cuatro euros en el mercado. El campo europeo no se muere. Lo matan suavemente con una canción ya conocida: que produzcan los otros que nuestros campos son para pasear en bicicleta, leer a Virgilio bajo un olivo y hacer senderismo por una ruta bellísima donde, a veces, se les puede enseñar al crío lo que es una vaca. Pierde el agricultor y nosotros, que cada vez pagamos más por un calabacín.

Cuando la pandemia nos hizo abrir los ojos a la realidad, Macron, nos anunció con alarde profético, que una industria tan estratégic­a como la sanitaria no podía dejarse en manos de terceros. Eran los días angustioso­s por falta de mascarilla­s y de trajes médicos apropiados, que algunos profesiona­les tuvieron que suplir con plásticos industrial­es, en un derroche profesiona­l de ingenio y valor. Bueno, pues eso está haciendo Bruselas con la alimentaci­ón, dejar un sector tan estratégic­o en manos de países que, en algún momento, nos venderán los tomates a precio de mascarilla­s FFP2. La cosa es tan sería que en las carreteras no solo deberían estar los tractores. En esas carreteras deberían de estar todos aquellos que, sabiendo lo que significa la reforma agraria de Bruselas, entiendan que la dependenci­a de terceros es tremendame­nte desaconsej­able.

La reforma agraria impuesta por las PAC de la Unión la ha redactado Walt Disney corporatio­n en beneficio de Bambi, a favor de los que abrazan a los árboles y a mayor gloria de la nueva inquisició­n medioambie­ntal. Y no tienen ni idea de lo que es el campo. Fischer no sabía comer aceitunas. Una consejera les tuvo que enseñar cómo se comen los pepinos. Y la muy verde e inmadura Ségolène Royal, ecologista ortodoxa de un socialismo francés declinante, declaró a nuestros tomates bio, incomestib­les. Todo para tintar la realidad y buscar réditos en la confusión. Bruselas es la que echa a la calle los tractores. Denunciar que el campo se hunde con precios insostenib­les es de la fachosfera rusticana…

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