ABC (Sevilla)

El Sevilla no termina de tocar fondo 5 1

▸Duro baño de realidad del líder a un equipo sin ambición; el infierno del descenso queda a un punto

- FRAN MONTES DE OCA

No hubo golpe en la casa del líder, quedó lejísimos, y sí un duro baño de realidad para este Sevilla sin lustre ni ambiciones. El Girona le endosó una ‘ manita’ (5-1), lo ridiculizó. Al cuadro catalán lo separan 36 puntos en la tabla del equipo de Quique Sánchez Flores, una brecha sideral que lo dice absolutame­nte todo. El Sevilla no está para estas guerras. Las magnas empresas y el buen vino pasaron a mejor vida. Demasiado tiene el club con cruzar los dedos, apretar los dientes y ganar algún que otro partido de aquí al final de la temporada para evitar una hecatombe deportiva. El infierno del descenso se encuentra a un punto y queda una jornada menos. Dicen que este año la salvación estará ‘barata’ pero el tacaño Sevilla se resiste a ‘comprarla’. Cuidado.

En la horrible noche de Girona, Isaac adelantó al Sevilla a los diez minutos de partido, pero un vertiginos­o hattrick de Dovbyk colocaría el 3-1 en el marcador antes del descanso. Tsygankov y Stuani redondearo­n la goleada de los rojiblanco­s en la segunda parte. Quique ha podido sembrar algún brote aunque el equipo no terminar de alzar la cabeza. En Girona, la enterró. Este equipo da la impresión de que sigue sin tocar fondo, entregado a una inquietant­e caída libre.

Desde el aterrizaje del técnico madrileño en Nervión son cuatro derrotas en siete partidos disputados. El saldo sigue siendo a deber; no queda otra que seguir remando. El jueves espera la tercera salida consecutiv­a… en el Metropolit­ano ante el Atlético del Cholo y con un billete a las semifinale­s de la Copa del Rey en juego. Quién dijo miedo. Allí hay poco que perder, pero, por contra, un enorme estímulo que podría voltear la temporada hacia algo ilusionant­e, por mucho que suene a quimera a día de hoy.

Sin Soumaré, por sanción, y con la Copa invitando a dosificar alguna pieza, Quique Sánchez Flores reajustó puntualmen­te su alineación. No tocó demasiado, aunque sí sorprendió bastante con la decisión de incrustar a Joan Jordán en la sala de máquinas del equipo. Como era de suponer, salió mal. Muy mal. El centrocamp­ista catalán llevaba inédito en LaLiga desde el pasado mes de septiembre. Exponerlo a los punteros del campeonato, en su propia casa, no fue la idea más brillante del entrenador sevillista. Por lo demás, Quique mantuvo la defensa de cinco que parecía asentarse en el equipo… espejismo puro. En Montilivi saltó pronto por los aires, como prácticame­nte todos los planes de un preparador madrileño al que también le está costando lo indecible dar con la tecla. Mal Ramos. Mal Badé. Desesperan­te casi todo el equipo, de cabo a rabo.

Y eso que la puesta en escena del Sevilla no fue mala. Se adelantó en el marcador a los diez minutos de juego con un tanto de Isaac Romero. Tremenda su irrupción en tiempos de hambre. Tres dianas para el chico lebrijano en sus tres primeras aparicione­s con el primer equipo. De su inspiració­n dependerá la salvación… y lo

Quique le dio la camiseta de titular a Jordán, inédito en LaLiga desde el pasado mes de septiembre; la prueba salió mal, como todo

bueno que tenga que venir si llega.

De momento, toca llorar la cruda realidad. Un tipo enorme que emula al mismísimo Haaland destrozarí­a al Sevilla FC con un imponente hat-trick en apenas seis minutos, los que van entre el 13 y el 19. El gigantón Artem Dovbyk se mueve como un habilidoso extremo de barrio de 160 centímetro­s. Pero se acerca a los dos metros y se le caen los goles. Algo tendrá que ver el paraguas del City. Dovbyk en

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La sensación de que la situación general puede seguir empeorando.
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