ABC (Sevilla)

La «Iscoteca» acabó en derrota bética 2 4

▸Un descomunal Isco no es suficiente para que el Betis culmine su reacción ante un Barcelona que sentenció al final

- MATEO GONZÁLEZ

En el Villamarín suenan Lenny Kravitz, Guns N’ Roses, Safri Duo y reguetón antes del comienzo de los partidos. Pero cuando suena el pitido inicial el que pone la música es Isco. Es la Iscoteca, el lugar preferido de los verdiblanc­os. Allí donde disfrutan. El malagueño levantó el ánimo, puso en pie a todos y le dio ritmo a un partido que parecía muerto pero que revitalizó el nuevo ídolo de la grada en un año de despedidas tras el adiós de Joaquín, Canales o Guardado. Sin embargo no fue suficiente ante un Barcelona que mordió en el descuento. Porque el Betis hizo lo que debía en una segunda parte atronadora tras un arranque dubitativo pero el esfuerzo acabó siendo baldío y el 2-4 deja a los verdiblanc­os novenos ante el empuje de Valencia y Las Palmas. Ferrán Torres, con un triplete, superó al doblete de Isco y el otro tanto fue obra de Joao Félix, segurament­e el que más dolió. Porque el Betis se ilusionó en su Iscoteca pero no le dio para ganar a un gigante y está más lejos de Europa que en toda la presente Liga. Es la primera derrota del Betis en su feudo en esta campaña liguera.

Isco no fue suficiente, y eso que es mucho, en este Betis que acusa bajas y que no está en su mejor momento. Con Fekir y Borja revitalizó la segunda mitad, en la que Luiz Henrique asomó siendo el que todos esperaban. De ahí que el 0-2 se transforma­ra en un creíble 2-2 porque los verdiblanc­os lo entregaron absolutame­nte todo en intensidad y calidad. Y estuvieron a nada de tumbar a un rival mayúsculo que disfrutó de la pelota en muchos tramos pero que temió por el resultado hasta que en los estertores arregló lo que iba a ser un desaguisad­o para Xavi y su tropa. Con mayúsculas se recordará el día de Isco ante el Barcelona pero también que no dejó esta exhibición ningún punto. Necesita más compañía el malagueño para aprovechar su sobresalie­nte nivel. No puede estar acompañado de jugadores como Abner, que no da la talla y se comprobó en muchas ocasiones. Y no puede ser el Betis un equipo de tantas caras. O al menos de tan cambiantes. Porque la primera parte fue para guardarla en un cajón y la segunda, hasta el minuto 90, para enmarcarla. Se pide mayor regularida­d si quiere estar donde es obligación para este grupo, que es Europa. E Isco es su bandera y su mejor intérprete, porque le pone música y clase a raudales a este grupo.

El inicio fue el de un Betis resignado, pero cómo iba a cambiar la película después. El balón era del Barcelona, que lo amasaba como quería, que lo movía a su antojo, que le hacía el birlibirlo­que a los verdiblanc­os. Contemplat­ivo, el grupo de Pellegrini se agrupaba reduciendo espacios pero a contraesti­lo. Ni es un Barcelona que tenga ese nivel tan abusivo ni se esperaba un Betis tan condiciona­do. Pero fue así. Las arrancadas verdiblanc­as fueron ocasionale­s. Se destaca el espíritu de Isco pero sobresalía también por la falta de sangre del resto. Así se apreciaba desde leguas. Necesitaba­n los heliopolit­anos nutrirse de posesión más allá del centro del campo, de carreras que inquietara­n y de ocasiones para hacer dudar al Barcelona,

Ferrán Torres puso el 0-2 al inicio de la segunda mitad pero Isco hizo un doblete para fomentar una ilusión aguada en el descuento

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