La derecha y la vivienda
AJUSTE DE CUENTAS
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La vivienda se sitúa en el duodécimo lugar entre los problemas más graves de España, según el avance del Barómetro del CIS de enero. Pero entre los problemas personales es el séptimo. El problema individual es más acuciante entre las mujeres e inquieta especialmente a los jóvenes de 25 a 34 años. La correlación política es fuerte: su importancia es mayor entre las personas de izquierda, los que votaron al BNG y ERC, seguidos de Sumar y Bildu. Para el PP, Junts y el PNV el problema es menor y para Vox, irrelevante. En una franja intermedia se sitúa el votante del PSOE y (esto es llamativo) el de UPN. Por supuesto que el asunto es muy importante entre los que no votaron, que suelen ser jóvenes en transición a la mayoría de edad.
Es curioso pero los católicos, tanto practicantes como no, consideran la vivienda un asunto menos importante frente a los creyentes de otras religiones, los agnósticos y los ateos.
Esta es la percepción social del asunto hoy. Aunque la angustia sea la misma, los problemas de la vivienda no se parecen a los de hace dos décadas. Primero, el marco normativo ha cambiado, partiendo por la legislación hipotecaria que fue reformada a golpe de sentencia por los tribunales europeos. Se puede juzgar como un éxito, desde el punto de vista de la equidad, que se consagrara la dación en pago o se eliminaran las ‘cláusulas suelo’, pero eso se llevó por delante otras facilidades que existían precisamente porque no había dación o cláusulas. Teníamos un sistema probado y sabíamos de sus perversiones. Las del actual apenas las estamos empezando a conocer.
En segundo lugar, han cambiado las condiciones financieras. Las instituciones crediticias son menos numerosas y están más concentradas y los tipos ne