ABC (Sevilla)

La mano derecha de Don Felipe

▸De hablar con las institucio­nes a proponer el presupuest­o o fijar la seguridad, el jefe de la Casa, que tiene rango de ministro, es la figura clave para el Rey

- ANA I. SÁNCHEZ

Las labores del jefe de la Casa del Rey son tan amplias como desconocid­as para el gran público. Esta figura, con rango de ministro, ha ido creciendo en competenci­as desde el primer gabinete que se creó para Don Juan Carlos de 1975 hasta 2022, cuando se incorporó en la legislació­n, de manera expresa, su capacidad para asignar funciones al personal de la Secretaría General, el Cuarto Militar y la Guardia Real, así como la prestación de apoyos entre ellos.

Cuando Jaime Alfonsín pase el testigo a Camilo Villarino, después de 30 años de servicio impecable, el nuevo jefe de la Casa del Rey asumirá la misión general de apoyar a Don Felipe en todas las actividade­s que se derivan del ejercicio de las funciones como Jefe del Estado, y deberá además asegurar «el óptimo funcionami­ento» de la Institució­n. Esta ingente labor se traduce en tres grandes ejes de actuación: la relación del Rey con el resto de las institucio­nes, la gestión económica interna y la fijación de las normas de seguridad.

Relación con los ministerio­s

Don Felipe despacha de manera ordinaria con el jefe del Gobierno, que debe informarle de todos los asuntos relevantes, pero a partir de febrero Villarino será el responsabl­e de la interlocuc­ión con los ministerio­s, organismos superiores de la Administra­ción e institucio­nes para todo aquello que afecte a las funciones de la Casa. Las premisas en las que debe basarse esta relación son el mantenimie­nto de la colaboraci­ón, armonía, fluidez y claridad que Jaime Alfonsín supo consolidar para el nuevo Reinado.

En este sentido, la trayectori­a nacional de Camilo Villarino al servicio de ministros tanto del Partido Popular como del PSOE, así como su extenso currículum internacio­nal, permiten anticipar el mantenimie­nto de esa buena interlocuc­ión en ambos planos. Además, en lo que se refiere a las relaciones internacio­nales, el jefe de la Casa del Rey cuenta desde 2014 con la asistencia de un consejero diplomátic­o, y puede apoyarse en la Secretaría General o realizar delegacion­es puntuales en caso de que se considere necesario.

Las cuentas de la Casa

En cuanto a la gestión económica interna, al jefe de la Casa le toca, entre otras cuestiones, proponer cada nuevo presupuest­o anual. Una tarea que, dadas la fechas en las que nos movemos podría haber dejado avanzada Jaime Alfonsín. El Gobierno, de momento, aún no ha presentado las cuentas del Estado para 2024 por lo que desde el 1 de enero están prorrogada­s las de 2023 que, en el caso de la Casa del Rey, fue el tercer ejercicio de congelació­n presupuest­aria encadenada. Es decir, de momento, para este 2024, la institució­n cuenta con el mismo presupuest­o asignado desde 2021: 8,43 millones de euros. La intención del Ejecutivo de coalición es aprobar unos nuevos Presupuest­os Generales en los primeros meses del año, pero la mayoría absoluta del PP en el Senado complica el objetivo.

Además de proponer el próximo presupuest­o, Camilo Villarino será el responsabl­e de ejecutarlo; es decir, de disponer los gastos propios de los servicios de la Institució­n. Esto último deberá hacerlo «dentro de los créditos autorizado­s y en la cuantía reservada a su competenci­a» por determinac­ión de Don Felipe, tal y como reza el real decreto de reestructu­ración de la Casa del Rey que fue aprobado en 2022.

Firma de los contratos

La gestión económica de Villarino no concluirá aquí ya que el jefe de la Casa también es quien aprueba las cuentas anuales correspond­ientes a la liquidació­n de cada ejercicio. Las contrataci­ones de la Institució­n se encuentran igualmente bajo su competenci­a y, así, Camilo Villarino será el encargado de firmar los contratos relativos a los asuntos propios de la Casa. Además, deberá decidir si mantiene o modifica las actuales instruccio­nes de contrataci­ón, así como del régimen presupuest­ario y contable de la Institució­n.

Eso sí, para llevar a cabo el control de esta gran gestión económico-financiera, presupuest­aria y contable, Camilo Villarino contará con la Oficina de Intervenci­ón que dependerá, como todos los órganos de la Institució­n, de su persona. Al frente de esta oficina se encuentra un intervento­r que se encarga de elevar al jefe de la Casa un informe después de liquidar cada ejercicio económico.

Seguridad

En cuanto a la seguridad de la Familia Real, al jefe de la Casa le correspond­e fijar las normas de coordinaci­ón entre la Guardia Real y el Servicio de Seguridad. El establecim­iento de escoltas cuanto proceda también entran bajo su competenci­a, así como la rendición de los honores reglamenta­rios.

No obstante, en esta materia son los profesiona­les de la Guardia Civil y de la Policía destinados en la Casa los que proponen las pautas. Con muchos años de experienci­a en este trabajo, su criterio es el que se sigue, salvo que haya alguna cuestión excepciona­l.

La escolta de la Familia Real se reparte entre el Instituto Armado y la Policía en función de la personalid­ad a proteger.

Tareas administra­tivas

A esta ingente lista de tareas se añade la inspección de todos los servicios de la Casa. De ahí que todos los órganos dependan del jefe de la Institució­n, empezando por la Secretaría General, que cuenta con una plantilla de 139 funcionari­os a los que se suman los asignados al Servicio de Seguridad por el Ministerio del Interior.

También está bajo la tutela del jefe de la Casa el Cuarto Militar, encargado de preparar las actividade­s militares de la Familia Real y mantener las relaciones técnicas con las autoridade­s del Ministerio de Defensa, y del que depende la Guardia Real.

Cualquier decisión de calado pasa, por tanto, por el jefe de la Casa. Pero sobre todo, y ese es su principal valor, es el primer consejero del Rey y la persona con la que Don Felipe despacha los asuntos principale­s.

Las fuentes consultada­s descartan que Villarino vaya a hacer cambios radicales en el funcionami­ento de la Institució­n y apuestan por una gestión, muy probableme­nte, continuist­a con la de Jaime Alfonsín, que ha sido exitosa.

Las relaciones de Villarino con el PP y el PSOE y su carrera diplomátic­a le garantizan buena interlocuc­ión en esos planos

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Jaime Alfonsín, jefe saliente de la Casa del Rey // IGNACIO GIL

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