Sánchez intenta cambiar el paso de la amnistía con nuevas medidas
▸ El presidente tiende la mano a Feijóo para que se «aleje» de Abascal
falta de enjundia, más allá de las posiciones consabidas en el partido. Una crítica que hacen comparándolo con el alcance, aun hoy, de la declaración de Granada de 2013, durante la última convención socialista bajo el liderazgo de Alfredo Pérez Rubalcaba, que definió la postura del partido en la siempre comprometida para los socialistas cuestión territorial.
Otros delegados, en cambio, defienden el documento y justifican su falta de profundidad porque se trata, explican, de defender y explicar la acción de gobierno, y no como hace una década de definir líneas estratégicas desde la oposición. En cualquier caso, dista mucho de ser un problema que inquiete lo más mínimo a la cúpula socialista.
Elecciones gallegas
La convención no se celebró en La Coruña por casualidad. Los socialistas gallegos tratan de hacer valer su poderío a nivel municipal, con el ayuntamiento de casi todas las capitales y ciudades más importantes de la comunidad, lo que contrasta con el enorme apoyo que recibe el PP en las zonas rurales, que suele decantar quién preside la Xunta. «Gobernamos para más gallegos que nadie», blasonó el sábado la anfitriona, la alcaldesa Inés Rey.
El candidato socialista para las elecciones del 18 de febrero, José Ramón Besteiro, fue omnipresente durante las tres jornadas, y también tuvo su protagonismo el candidato al País Vasco, Eneko Andueza. Aunque en la última jornada Besteiro abandonó el evento. «Le pido al líder de la oposición que rectifique sus alianzas con [Santiago] Abascal y que se abra a grandes acuerdos de país en beneficio de la mayoría social. Nuestra mano está tendida». Pedro Sánchez lanzó ayer ese guante a Alberto Núñez Feijóo durante el discurso de clausura de la convención política del PSOE. Un parlamento que orilló la principal ley con la que arranca la legislatura, y que ha permitido que se ponga en marcha, que no es otra que la de la amnistía para Carles Puigdemont y los encausados por el ‘procés’.
La estrategia de Sánchez trata de cambiar el paso al contexto creado por esa norma de olvido legal para los responsables del golpe secesionista en Cataluña de 2017, poniendo el acento de su acción de gobierno en una serie de medidas sin adscripción ideológica específica, de alto impacto social y, por ello mismo, fáciles de apoyar para el PP. Ayer, y de nuevo anunciando medidas del Gobierno en un acto de partido –algo en lo que se prodigó de manera compulsiva antes de las elecciones municipales y autonómicas de mayo del año pasado y de las generales de julio– Sánchez cantó la buena nueva de un plan de choque para mejorar la comprensión lectora y la competencia en matemáticas de los alumnos de entre tercero de Primaria y ESO, que llevará aparejada una inversión de 500 millones de euros durante toda la legislatura y que afectaría a más de cuatro millones de escolares. La medida será presentada por el propio jefe del Ejecutivo, junto a la ministra de Educación, Pilar Alegría, en la reunión del Consejo Escolar del próximo jueves. Fuentes del PP acusan al PSOE de copiarles una iniciativa, dado que hace dos semanas el Grupo Popular registró una propuesta parlamentaria solicitando el refuerzo en esas materias, informa Víctor Ruiz de Almirón.
Este último anuncio se suma a medidas como la prohibición del móvil en los institutos, que también ha impulsado el Ministerio de Educación, o la aplicación de herramientas tecnológicas para que los menores no puedan acceder a pornografía a través de esos dispositivos, como anunció Alegría, en su condición de portavoz del Ejecutivo de coalición entre el PSOE y Sumar, después de la última reunión del Consejo de Ministros. Ambas iniciativas se encuentran en una fase preliminar. Y todo ello sin olvidar la reforma exprés de la Constitución para
El PP acusa al presidente de «copiar» una iniciativa de refuerzo en lectura y matemáticas para cuatro millones de escolares
cambiar en el artículo 49 el término «disminuidos» por el de «personas con discapacidad». Una modificación de la Carta Magna pactada por La Moncloa y el PP, y que contó con el apoyo de todo el arco parlamentario, salvo Vox. Sánchez no dudó en utilizar un turno del debate parlamentario para defender ese cambio de palabras que desde hace años venían reclamando las personas con discapacidad.
La geometría variable
La vía abierta por Sánchez en su discurso dominical no obsta para que el PSOE siga centrado en un discurso de dura confrontación con la oposición y de alianza con los independentistas catalanes y vascos, más claves que nunca ante un mandato en el que, a diferencia del anterior, a La Moncloa no le cabe jugar la carta de la geometría variable de apoyos parlamentarios, como hizo la pasada legislatura, y en más de una ocasión, negociando acuerdos con partidos de centro-derecha como Ciudadanos (CS) o el PDeCAT, ambos hoy fuera de las Cortes Generales. «En España no tenemos una oposición, tenemos un galimatías», zanjó ayer.
Y aunque la dejó de lado en su discurso, el propio documento aprobado en la convención deja clara su apuesta por una amnistía «plenamente constitucional». Como algún delegado subrayaba en los pasillos: «Decimos que hemos ganado, pero tenemos un Congreso con mayoría conservadora, aunque incluya a Vox y Junts». Una realidad que La Moncloa no puede ignorar tan fácilmente.