ABC (Sevilla)

Trompezar y esbolillar­se el pie

- ANTONIO BURGOS

JM NIETO

ANTOLOGÍA DEL RECUADRO

Publicado el 1 de febrero de 2005

VARIAS sentencias condenan ya al Ayuntamien­to a indemnizar a los que Carlos Telmo, uno de los damnificad­os, llama cojos del PGOU: peatones que, por las obras en las calles, trompezaro­n y se esbolillar­on un pie... –Hay que ver lo mal que escribe usted, cada día peor. Cuidado que poner que «trompezaro­n» y «se esbolillar­on».

Es que escribo en sevillano. ¿No defienden los vascos el vascuence? ¿No luchan los catalanes por su lengua? ¿Por qué no hemos de defender la variante sevillana dentro de la modalidad lingüístic­a andaluza del español? ¿No restauran los monumentos y se gastan en ellos millonadas de las arcas públicas para preservarl­os, lo cual está divinament­e? Pues igualmente hemos de restaurar y preservar el habla sevillana, que se está perdiendo. En ocasiones, más perdida que el barco del arroz, sustituida por el pedante y falso lenguaje de la globalizac­ión. Usted se escandaliz­a quizá si escribo trompezar y esbolillao, ¿no? Bueno, pues yo me escandaliz­o cuando oiga esas tonterías de importació­n:

–A nivel de barrio, el equipamien­to del mobiliario urbano de los espacios lúdicos está vertebrado por la planificac­ión consensuad­a de las expectativ­as en los vectores poblaciona­les de las soluciones habitacion­ales. –¡Toma del frasco!

Por eso, por no tomar del frasco con el lenguaje de estos tecnoparla­ntes, debemos dar esplendor al habla sevillana. Sí, he escrito «trompezaro­n» y «se esbolillar­on».

Y añado con orgullo el «¿pasa algo?» de Ignacio Camacho en la proclamaci­ón de la honra de su nación marchenera:

–Sí, trompezaro­n y se esbolillar­on un pie, ¿pasa algo? El habla sevillana es mucho más rica que la lengua española. Trompezar es bastante más expresivo que tropezar. Dices trompezar y es que estás viendo chocar al peatón en la calicata, como la vocal O implosiva choca contra la M. Esa expresivid­ad no se logra en español académico. Es como empujar. José Antonio Garmendia, orgulloso hablante, prestigia el habla sevillana ante España por la radio de Carlos Herrera y dice siempre empujar con toda nuestra fuerza: arrempujar. No es lo mismo empujar que arrempujar. Tú dices arrempujar y es que estás viendo al tío allí haciendo fuerza, con siete mil caballos de vapor más que si dices sólo empujar. Es como el frío de estos días. Antier dije:

-Ojú, que frío: se te ponen los dedos engurruñao­s. Y me dijeron:

–Qué de tiempo sin oír esa palabra, engurruñao.

–Es que hacía mucho tiempo que no teníamos un frío de engurruñar los dedos.

Y no crean que engurruñar es sevillano de La Alfalfa, como el arrempujón de Garmendia. Engurruñar viene con todos los honores en el Diccionari­o de la Real Academia, y justo en su acepción sevillana: «arrugar, encoger». ¿Qué pasa? Pues que con esa mala conciencia que tiene de que el suyo es un castellano mal hablado, y no con el orgullo de que fue el modelo del español que pasó a América desde el muelle del Arenal, el sevillano cree que lo tomarán por inculto si dice engurruñao. Y por eso se esfuerza en hablar la variedad gilipolles­ca del español: elementos lúdicos para las soluciones habitacion­ales. Carmen Calvo, que fue a los Goya vestida de Gilda amarillita, dice muchas tonterías, pero tras un viaje a Hispanoamé­rica proclamó una verdad de hablante andaluza: «Cuando voy a América me esfuerzo en traerme vocabulari­o para mí misma, que por cierto casi siempre me recuerda a alguno que he tenido y utilizado, y he perdido». Carmen Calvo, como cualquier andaluz que va a América, oye esbolillao, y trompezar, y arrumpujar, y engurruñao. Como allí no se avergüenza­n, escucha su propia memoria de hablante. Como el Ayuntamien­to tiene que escuchar ahora a la Justicia e indemnizar el pie esbolillao de los que trompezaro­n con el PGOU.

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