El Tribunal Supremo italiano sentencia que hacer el saludo fascista no es delito
▸ Solo es perseguible penalmente cuando existe peligro concreto de reconstituir el partido del ‘Duce’
Italia vuelve a dividirse sobre el saludo fascista, conocido como romano, el gesto en el que el brazo derecho está completamente extendido hacia adelante. Son cautas las reacciones de la derecha y de la izquierda, mientras está exultante la extrema derecha ante una sentencia del Tribunal Supremo que establece que el saludo fascista no es delito en las conmemoraciones, pero sí puede ser perseguido penalmente cuando va acompañado del deseo de reconstituir el partido fascista. Valorar el límite entre conmemoración y reconstitución corresponderá ahora a los jueces de un tribunal de apelación que deberán rehacer un nuevo proceso contra ocho militantes de extrema derecha, para resolver una cuestión interpretativa desde hace tiempo muy confusa.
En efecto, el Tribunal Supremo, con las Secciones unidas de forma solemne, anuló este jueves la condena a dos meses de prisión y al pago de una multa de 200 euros, dictada en diciembre de 2022 por el Tribunal de Apelación de Milán contra ocho personas, acusadas de haber realizado el saludo fascista durante una conmemoración, que tuvo lugar en Milán, en el 2016, en memoria de Sergio Ramelli, militante del Frente Juvenil (organización del Movimiento Social Italiano, neofascista), asesinado en la primavera de 1975 por algunos militantes de izquierda.
Prácticamente, conmemoraciones como la de Milán se repiten, con parecidas motivaciones, en el país transalpino. Sin ir más lejos, el pasado día 7 de enero hubo una concentración neofascista en Roma: Cientos de personas vestidas de negro hicieron el saludo romano, al grito de ‘¡camaradas, presente!’, para conmemorar el 46º aniversario de la masacre de Acca Larentia, la sección del Movimiento Social Italiano (MSI), donde fueron asesinados tres jóvenes del Frente Juvenil por un comando de extrema izquierda, el 7 de enero de 1978, en el periodo conocido como los ‘años de plomo’, que produjo violencia callejera, lucha armada y terrorismo político, con atentados de extrema izquierda y extrema derecha.
Ley Mancino
En el caso de la conmemoración de Milán, del 2016, las ocho personas fueron acusadas de violar la llamada ley Mancino –aprobada en 1993 y que sigue siendo la principal ley italiana contra la incitación al odio y la discriminación– por haber realizado el saludo romano fascista. Entre otras cosas, la ley Mancino castiga «a quien difunda de cualquier forma ideas basadas en la superioridad o el odio racial o étnico, y prohíbe la creación de organizaciones inspiradas en estos valores, obligando a su disolución.
Sin embargo, la sentencia del Tribunal Supremo ha establecido que se repita ese proceso, al considerar que hacer el saludo romano violaría la ley sólo si se combina con el «peligro concreto de reorganización del partido [fascista] disuelto». En sustancia, el Tribunal Supremo se hace eco de los conceptos ya expresados en una sentencia del Tribunal Constitucional de 1958, en la que se decía que el acto es delito sólo si se lleva a cabo en circunstancias que reflejen el deseo de reconstruir el partido fascista.