Coplas con luz de otoño
Publicado el 8 de noviembre de 2007
LA andaluza luz de la primavera está como el antiguo No-Do: al alcance de todos los españoles. La secreta y hermosa, paraíso cerrado para pocos, es esta luz de noviembre. Este otoño de la sierra, donde las choperas y alamedas empiezan a tener esa paleta de tonos dorados que mejor pintor no la pintara. Con razón las casas rurales de la Sierra de Aracena tienen vendido todo el papel y puesto el cartel de «no hay billetes» en estos días. Lo que me extraña es que no haya reventa para degustar esta Andalucía otoñal de la sierra.
O de la mar. ¿Quién ha dicho que la Riviera Maya y que Puerto Plata? Para Plata, la Tacita en estos días. La Playa Victoria o la media verónica de maravilla que es La Caleta son estos días, al cambio, el mejor Caribe, el mejor Golfo de México. No saben lo que se pierden los que desaprovechan estas mañanas otoñales de paseítos por la muralla real de la playa, con esos 24, 26, 28 grados que la gente se gasta fortunones y se empeña hasta las cejas para ir a buscarlos en los chirlos mirlos del otro lado de la mar océana, teniendo aquí el Caribe interior otoñal del Atlántico. —Pero el levante...
Es que en Cádiz, en otoño, hasta es bonito el levante. Lo decía la otra noche, en el salón de plenos del Ayuntamiento, mi compadre carnavalesco Antonio Martín, a quien la noble gente de la Plaza, de la Plaza de la Libertad (anda que tiene feo el nombre) le había encargado el Pregón de la Fiesta de los Tosantos. Lo explicaré para los no gaditanos: un Carnaval insólito que se hace en los puestos de la plaza de abastos de esta gran población, como cantaba el viejo tango, donde el Perico el Melu el carnicero, El Chicla que vende los mejores chocos de trasmallo, la de la berza, el de los embutidos y hasta el tío que en una
JM NIETO