ABC (Sevilla)

Griezmann tumba al Madrid

▸Una genialidad del francés aniquila a los blancos en la prórroga. Riquelme puso la guinda. El Madrid, sin piernas

- RUBÉN CAÑIZARES MADRID

Griezmann solo apareció dos veces en 120 minutos. Suficiente­s para llevarse las dos fotos del partido. La primera, junto a sus tres hijas, su mujer y la camiseta conmemorat­iva como máximo goleador de la historia del Atlético. La segunda, para inventarse un gol en el minuto 100 que metió a su equipo entre los ocho mejores equipos de la Copa.

Pidió Simeone en la previa decibelios en la grada y voltaje en las piernas de sus jugadores. A los cinco minutos, Rodrygo se enfrentó contra cuatro rivales en banda derecha y poco después Vinicius hizo lo mismo contra tres rojiblanco­s. Las alegrías defensivas de la Supercopa se quedaron en el desierto. En esa mejora defensiva influyó la entrada de Witsel en lugar de Savic

Belligham rompió el hielo en el 11. Caño más rotura de cintura a De Paul y remate final al larguero. En el rechace, Vinicius metió demasiado abajo el golpeo con el interior de su bota derecha. Balón al Frente Atlético.

Nueve minutos después,el brasileño se transformó en Laudrup en el Sadar. Pase desde la medialuna del área, control, giro y disparo de Rodrygo y mano dura de Oblak, que repitió proeza en el rechace, achicando el remate a bocajarro de Vinicius.

Los latigazos del Madrid los sostenían la exuberanci­a física de Camavinga y Valverde, cemento ante un Atlético con cierto complejo. Y miedo. Solo las irrupcione­s de Lodi alimentaba­n la esperanza en la grada local, más callada que de costumbre. Por ahí vino el 10 en el 39. Centró De Paul, como quién manda a un amigo a por agua. La pelota toca en Griezmann, cogie altura, Rudiger la despeja hacia área propia y le regala una asistencia a Lodi, que con un sutil toque bate a Lunin. Mal Carvajal, despistado a su espalda.

Oblak y Lunin

La suerte que no tuvo el Madrid en el gol del Atlético le vino de vuelta como un boomerang. En el 45, una falta botada por Modric la disputaron en el punto de penalti Giménez, Carvajal, Rodrygo y Hermoso. Sobre todos ellos voló el puño derecho de Oblak, que estropeó su buena primera mitad metiéndose el balón en su red. Empate y celebració­n de rabia de Vinicius, que poco antes había visto una amarilla por decirle a Cuadra Fernández que le habían insultado desde la grada. Kafkiano.

El Madrid salió en la segunda mitad con el subidón del empate, mínima recompensa a su mejor performanc­e, y el Atlético pedía ya a gritos oxígeno. Inimaginab­le pensar en un escenario de color rojiblanco, pero como en primer gol, otra cadena de errores.

En el 57, un pase de Griezmann rebotó en la pierna derecha de Camavinga. Balón envenenado con dirección a Lunin, que se queda a media salida. Rudiger no ataca el balón, el ucraniano se ve obligado a salir, su despeje golpea en Rudiger y la pelota le queda a placer a Morata. 2-1.

Otra vez, los recogepelo­tas a jugar. Lamentable lo de tirar un balón al campo en cada saque de banda y córner a favor del Madrid. 75 minutos tardó Cuadra Fernández en llamar la atención al delegado.

Rodrygo mandó al larguero un disparo en el 76, justo antes de ser sustituido por Joselu, clave en el segundo empate blanco. Antes, Lunin evitó el 3-1 en una gran parada a Morata. 3-1 al limbo que dio paso al 2-2. Lo cocinó Vinicius, lo puso en la mesa Bellingham y se lo comió Joselu. Otra vez prórroga.

Como aperitivo del tiempo extra, pique entre Vini y Simeone, que astutament­e buscó al cuarto para chivarse de vete a saber qué y provocar la tentación de una segunda amarilla al brasileño. No cayó en la trampa.

El partido lo iba a ganar quién tuviera más piernas. Y más talento. O ambas. En el 100, Vinicius controló mal y Griezmann, pillo, le ganó la pelota y la posición. La persecució­n del brasileño estuvo a punto de acabar en penalti, pero terminó en un chutazo del francés a la escuadra. Y sin apenas ángulo. 3-2

Era el momento del Metropolit­ano, como lo fue el del Bernabéu en la prórroga de la eliminator­ia de octavos de la pasada temporada. Donde no llegaba el aliento de los jugadores, estaban los 72.000 aficionado­s rojiblanco­s. Lisboa, Milán, Riad… Demasiadas frustracio­nes acumuladas. Todas quedaron liberadas en el gol anulado a Ceballos. Bellingham, en el disparo previo, estaba en fuera de juego. Riquelme sentenció en el 119. Por una vez la moneda le salió cara. El Madrid, eliminado. El Atlético, al bombo de cuartos.

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// ABC Los jugadores del Atlético celebran el gol de Griezmann

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