Ribera no descarta un trasvase del Ebro como medida extraordinaria
▸ El Gobierno de Aragón ve en la propuesta catalana la «extorsión» de Junts al Gobierno
En España, la escasez de agua siempre llega con la abundancia de luchas políticas. Y Cataluña, sumida en su peor sequía, está preparando el escenario con la propuesta de un ‘minitrasvase’ del Ebro, al que se opone Aragón. Detrás, sin embargo, la Generalitat puede contar con el respaldo del Gobierno. Ayer, cuestionada sobre un posible trasvase, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, no lo rechazó, como sí ha hecho abiertamente con anteriores reclamaciones de agua de otras regiones. Aunque reconoció que «lo mejor es anticipar las decisiones» e introducir medidas como agua desalada, también afirmó que «no es descartable que en situaciones de emergencia haya que tomar medidas extraordinarias».
Con los embalses catalanes al 16%, la Generalitat ha reactivado la polémica de los trasvases. El Govern pide a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) cinco hectómetros cúbicos para regar 5.000 hectáreas de viñedos y olivos en el Priorato, en Tarragona, que requeriría una inversión de 60 millones de euros, tres años de trabajos y la autorización de la CHE, que en última instancia depende de Transición Ecológica.
Ribera, que visitó Murcia para formalizar con el Gobierno de López-Miras la creación de la Comisión Interadministrativa del Mar Menor, quiso ser cuidadosa con un tema que levanta disputas políticas y territoriales allá donde se activa. Su postura, reconoció, siempre ha sido la de planificar en base a la escasez de agua e incorporar recursos al ciclo del agua como la desalación o el reciclaje antes de llegar a situaciones de emergencia. Es una política, dijo, que reflejan los nuevos planes hidrológicos, pero estos también deben garantizar «plenamente las necesidades de cobertura de agua en todo el territorio», defendió, «a pesar de lo cual, la manera en la que lo entendemos no necesariamente coincide». Es decir, hay diferencias en qué consideran una necesidad las diferentes comunidades, y también el Ejecutivo. «No es descartable que siga habiendo discrepancias» , vaticinó la ministra.
Sin embargo, puntualizó que «las medidas concretas que se deban habilitar en un momento de emergencia dependen de cuándo se materialice ese momento de emergencia», y recalcó que en su departamento son «cuidadosos» con las grandes cuencas hidrográficas (como el Ebro, el Tajo, el Guadiana y el Guadalquivir) para garantizar que «no solamente haya agua hoy, sino que haya agua mañana y pasado mañana».
La propuesta del ‘minitrasvase’ ha desatado una fuerte oposición de Aragón. El presidente aragonés, Jorge Azcón (PP), manifestó el lunes que «cualquier trasvase que signifique sacar agua de la cuenca del Ebro va a tener radicalmente en contra al Gobierno de Aragón». El miércoles, su vicepresidente, Alejandro Nolasco, lo tildó de «una cacicada» de la Generalitat que responde a la «extorsión» de Junts al PSOE federal. E incluso el socialista y expresidente aragonés, Javier Lambán, se sumó a esta tesis. «El PSOE de Aragón se opondrá radicalmente a cualquier intento de trasvase del Ebro», «esté pactado o no esté pactado», «forme parte de acuerdos o no forme parte de acuerdos» y «en cualquier circunstancia», recoge Ep.
Preguntada por las declaraciones de la ministra, la CHE se remitió ayer a un comunicado en el que asegura que no ha recibido la propuesta de la Generalitat, por lo que no ha sido incluida en el plan hidrológico vigente y remite a los trabajos en marcha para el próximo ciclo de planificación (que debe estar cerrado en diciembre de 2027) para hacer nuevas propuestas. «Episodios de sequía como el vivido en 2023 han revelado la vulnerabilidad de nuestros regadíos. Y esta circunstancia también habrá de ser tenida en cuenta», apostilla.
La Confederación Hidrográfica rechaza medidas inmediatas al no estar el trasvase incluido en el plan vigente hasta 2028