El alza del gasto deja sin margen a las políticas públicas
«Es bastante imprudente mantener estos niveles de déficit durante tantos años. Hay que revisar con urgencia la filosofía de gastar sin límite». El director de Fedea, Ángel de la Fuente, desafió ayer el relato oficial sobre la responsabilidad de la gestión presupuestaria de los últimos años y recalcó que el incremento de la deuda pública y del déficit han dejado las cuentas públicas españolas en una posición «muy vulnerable» de la que conviene salir más pronto que tarde.
Lo hizo en el curso de una sesión que el Consejo General de Economistas de España (CGE) y Fedea celebraron ayer para analizar la situación presupuestaria de España y las potenciales consecuencias del incremento de estos desequilibrios sobre el futuro de la política económica. «El gasto público tiene una inercia muy potente que es difícil de corregir. El gasto en pensiones se ha comido casi todo el incremento del gasto público en los últimos 25 años y ha dejado sin margen para desarrollar otras políticas económicas», añadió el investigador de Fedea, José Emilio Boscá, que reveló por ejemplo que la dotación para políticas públicas de vivienda ha sido una de las principales paganas de esta situación.
Los expertos reunidos por Fedea y el Colegio de Economistas admitieron ayer que esta vez se puede devolver a las cuentas públicas a una situación de sostenibilidad sin necesidad de fuertes recortes de gasto, como tras la gran crisis financiero, pero que para ello habrá que avanzar mucho en la mejorar la eficiencia. «No es gastar menos, sino gastar mejor», explicó Salvador Guillermo, director de Economía de la patronal catalana Fomento del Trabajo, «y para ello es necesario aprovechar las evaluaciones realizadas por la Autoridad Fiscal en sus ‘spending review’».
El plan del Gobierno parece, no obstante, ir por otro lado, por aprovechar los recursos extra generados por la inercia de crecimiento de la economía y por completar con subidas fiscales que cierren la brecha de ingresos con Europa. Los economistas advierten de que España tiene una presión fiscal real más elevada de lo que muestran los indicadores habituales, «porque hay un mayor nivel de economía sumergida», y que los recursos extra se deberían buscar en medidas ineficientes como los tipos reducidos de IVA o el sistema de módulos.