Doce de máxima en Vigo
Los de Pellegrini son mejores que sus rivales, hoy en el podio del descenso, lastrados por las cuatro derrotas y los cuatro empates en su estadio
Hay quien, huérfano de certezas en la realidad que vive, busca en el esoterismo algo en lo que creer. La numerología, al que sus acólitos definen como «ciencia metafísica» en un alarde de fe, guía la vida de muchas personas. Si fuéramos un creyente metafísiconumerológico y bético militante, encontraríamos muy posiblemente en la temperatura que hará de máxima en Vigo la señal inequívoca de que el Real Betis volverá a ganar en un desplazamiento, algo que no ocurre desde la primera jornada liguera. Y es que los 12 grados centígrados que se percibirán por Balaídos se equipararían a los 12 puntos conseguidos por el equipo al término de la primera vuelta.
Uno, sólo pendiente de los números para llegar a final de mes, piensa que hay un factor más racional para vaticinar un triunfo: los de Manuel Pellegrini son mejores que sus rivales, hoy en el podio del descenso, lastrados por las cuatro derrotas y los cuatro empates en su estadio. Sólo queda demostrarlo.
Ocurre que ni con la metafísica chusquera ni con las ciencias exactas hay garantía alguna de acertar. Menos, como en el caso del Betis, cuando hay condicionantes que matizan la indudable superioridad teórica. Las lesiones de hombres fundamentales, la campaña alauita en África, las ofertas foráneas ancladas en la mente de algunos titulares, las incógnitas que representan los recursos de urgencia, la falta de gol, se hospedan en el otro platillo de la balanza.
Ayer, Pellegrini, el artífice de que los contratiempos no lo sean tanto, hacía referencia al caso de Assane Diao, uno de los nombres, junto al de Miranda o Guido, de plena actualidad en verdiblanco. El chileno admitía que, de ser una solución para el club, que lo sería, su traspaso al Brentford inglés «seguramente se concretará». Si ha conseguido que el grupo minimice en el césped los imponderables surgidos con las individualidades, no va ser él el que rompa el consenso con los gestores. Pero advierte de nuevo que las marchas debilitan si no se compensan con llegadas de similar nivel. Una verdad de Perogrullo que no necesita de la numerología para ser corroborada.