La industria del Puerto se convierte en proveedor mundial de eólica marina
▸Las empresas sevillanas fabrican ya todos los componentes. El último hito ha sido la primera subestación eléctrica ▸La falta de trabajadores cualificados lastra el crecimiento de estas compañías que piden más formación
La gran mole metálica de 25 metros de altura que atravesó ayer la esclusa ha supuesto todo un hito para la industria metalmecánica del Puerto de Sevilla. Se trata de la primera subestación eléctrica para un parque eólico marino que se fabrica en la ciudad, un tipo de componente que hasta ahora sólo salía de los talleres de grandes factorías como la de Navantia en Cádiz. Sin embargo, las empresas hispalenses han asumido el reto. En este caso ha sido Tecade la encargada de construirla, asumiendo todos los procesos salvo el equipamiento eléctrico, que se instalará en el puerto danés de Aalborg hacia el que se dirige ahora.
Esta es la primera de las dos que recibió en encargo la compañía en septiembre de 2022, un contrato millonario que garantiza la carga de trabajo hasta 2025. En total precisará de alrededor de 900.000 horas y la transformación de 4.600 toneladas de acero, que es más de lo que requiere el proyecto de ampliación del puente del Centenario. «Hemos subido el nivel. Este es un tipo de producto que aporta valor añadido», señaló a ABC el consejero delegado de Tecade, Antonio Camino que estuvo presente en el embarque de la estructura. «Es un hito en nuestros 37 años de vida».
En los dos talleres que la firma tiene en Sevilla y Los Molares había fabricado componentes de menor envergadura para parques eólicos como las piezas de transición, conocidas como TP, que son las bases sobre las que se asientan los mástiles de los molinos, pero el contrato de dos de las tres subestaciones eléctricas que se instalarán en el complejo estadounidense de Virginia la posiciona en el mercado internacional. «Este es el camino que queremos seguir y vamos a asumir retos cada vez más complejos», dijo el empresario, quien negocia actualmenzó en esta línea en 2019 y son ya numerosos los encargos que ha recibido. Aquella primera experiencia, que se hizo como proyecto piloto para la multinacional General Electric, salió de los muelles sevillanos hace ya tres años para generar energía en el puerto de Rotterdam. El proyecto puso a prueba las instalaciones y a la plantilla.
La vecina Megusa es el tercer pilar de este polo proveedor de componentes para energía eólica que se asienta en el polígono Astilleros. Hasta el momento ha fabricado soportes para anclar los mástiles en el lecho marino, pero no descarta asumir otro tipo de encargos. Para completar el catálogo sería necesaria la incorporación de un fabricante de turbinas. El incipiente clúster empresarial aspira a atraer más compañías relacionadas con el sector.
Además de este tipo de contratos, la industria metalmecánica del Puerto mantiene una fuerte presencia en las grandes obras civiles como el corredor ferroviario del Mediterráneo. En el tramo que se construye en Almería están presentes tanto Tecade como Megusa, que se encargan de uno de los viaductos. Recientemente han participado en proyectos internacionales como un puente para Malta y otro para Bilbao, además de un diseño de última generación para otro proyecto en Suecia.
La falta de mano de obra
Según explican los responsables de estas firmas «ya se ha superado la crisis del covid y los números están por encima de 2019», que fue un año de referencia. Sin embargo, los problemas no están resueltos. La falta de mano de obra especializada impide crecer más a esta industria, que clama por una mayor oferta formativa. El CEO de Tecade admitió ayer que se ve obligado a contratar a trabajadores franceses, daneses y rumanos porque no encuentra españoles con las acreditaciones necesarias para incorporarlos a sus talleres. «Esto no es porque ahora haya más faena, viene de lejos y hemos trasladado este problema a las administraciones públicas que siguen de brazos cruzados», denuncia.
Buscar personal extranjero no ha sido la única medida que ha tomado. Hace unos años incorporó brazos robóticos para soldadura porque le resultaba imposible encontrar personal suficiente para hacer frente a los pedidos. «Cuando hay trabajo en la Bahía de Cádiz y ahora lo hay nosotros lo tenemos más difícil», apunta. En los talleres vecinos de Megusa la situación no es distinta. Lo viene denunciando desde hace varios años Miguel Silvestre, uno de los responsables de la empresa, quien dice tener verdaderos problemas para dar con trabajadores capacitados.
La solución, según indicaron, es crear ciclos formativos de oficios industriales como soldadores, caldereros, pintores, torneros, que son empleos cualificados y bien remunerados. Estas empresas recuerdan que ya hubo un compromiso de la Junta de Andalucía para ampliar el número de ciclos de FP, pero nada se ha cumplido hasta el momento. Tampoco se ha restaurado la figura del aprendiz, lo que impide que se puedan formar en los talleres.