No te vayas de Navarra
LAPISABIÉN
Hemingway, hoy, se metería otro trabucazo
YA está hecho. Qué cambalache ahora y en la hora de nuestros muertos. Qué regalo de Navidad. Qué pensaría Hemingway, que sí que estuvo a las orillas del Arga, y en las del Irati por Burguete, pescando, y hoy se metería otro trabucazo para rematarse.
Pamplona a Bildu, y lo que te rondaré morena cuando te ríes, o te reías, viendo a las australianas tirarse al público en la Fuente de la Navarrería. Cambalaches secretos, de esos que duelen al español de bien. Cuartos secretos, y los hijos de los nietos del hacha (se entiende que el peinado hacha. O no) ahí como garantes de la estabilidad. Por la puerta de atrás abrir la disposición transitoria cuarta de la Constitución, pero que es nada porque la Constitución, la que costó sangre, sudor y lágrimas, es para este PSOE un ‘Manual de decadencia’ hacia ninguna parte.
Llegan las fiestas importantes. Y no hay consuelo para la madre de un hijo al que se le reza, muchos años después, o no tantos, cuando en la cena de estos días de fiesta se enciende el televisor porque el murmullo tape ese silencio por el mártir. Ya no queda ni odio, pero es salir Otegi y la madre meterse la pastilla debajo de la lengua.
Regalar Pamplona, así, para que cuadren las cuentas de la infamia; cuando a la traición le sigue la mentira, y el español de bien no puede ya irse matando, con el corazón en un puño, según amanezca La Moncloa. Lo de Pamplona no será lo único. Que aquí de cambiar el relato saben mucho los del bloque progresista. Y luego está Patxi López, buen vasallo, buen señor, y que es un ejemplo de que los principios son dúctiles. Más que dúctiles. U Óscar Puente, que presume, después de los trenes y tal, que los suyos han permitido en Pamplona un una «alcaldía progresista». Habrá que preguntarle a Puente qué significa «progresismo», aunque la pregunta tiene una respuesta unívoca. Bloqueo en redes sociales.
La demolición de España está aquí. Los «jueces son unos fascistas», y esperamos que salgan los papeles de Pablo Iglesias, que en este país las venganzas, vengan por donde vengan, suelen purificar el aire.