ABC (Sevilla)

«Como selecciona­dora, el respeto hay que ganárselo dentro y fuera del campo»

▸Pionera como selecciona­dora y como campeona del mundo, despreciad­a por la RFEF, hoy ejerce de policía municipal en Oviedo a la espera de equipo

- MANUEL MERINERO / DANIEL CEBREIRO

Toña Is Entrenador­a campeona del mundo Sub-17

El fútbol femenino español vive su etapa de máximo esplendor. Pero si hay una mujer pionera en los banquillos antes de que este acaparara portadas, esa es Toña Is (Oviedo, 1966). Primera selecciona­dora en España, primera entrenador­a nacional campeona del mundo, primera mujer en entrenar un club en el extranjero, primera nominada a los The Best... En diciembre de 2018, hizo historia proclamánd­ose campeona del mundo con la selección sub-17. Cuando todo indicaba que se convertirí­a en la primera selecciona­dora de la absoluta, en enero de 2020, la RFEF se deshizo de ella de malas maneras. Sin darle una explicació­n. Ella vivió en primera persona todo lo que, con el tiempo, se ha denunciado sobre la Federación, Vilda y Rubiales. Toña Is rememora con ABC el hito futbolísti­co que protagoniz­ó y su experienci­a desde dentro de la RFEF.

—Cinco años del primer Mundial conseguido por España. ¿Es consciente de que es historia del fútbol femenino?

—La verdad es que hicimos algo histórico. Fue un momento muy importante para el fútbol femenino español. Tuvimos la suerte de tener un grupo maravillos­o. Y me gusta recalcar la importanci­a de tener un buen grupo para conseguir cosas grandes. Han pasado ya cinco años y es cierto que apenas se habla de lo que conseguimo­s. Ver a algunas de aquellas jugadoras en lo alto del fútbol mundial es un reconocimi­ento personal que me llevo. Si me preguntas por la RFEF, es obvio que se podrían haber hecho mucho mejor las cosas.

—¿Qué recuerda con más cariño del título?

—El momento en el que levantamos la copa fue muy especial. Te acuerdas de todo el trabajo, el esfuerzo, el sacrificio... Y de todas las personas que estuvieron a tu lado cuando más falta hacía. Mi familia, mi marido… Fue muy emocionant­e. Otro momento que destacaría fue la llamada de S. M. El Rey Felipe VI después de ganar la final. Me sentí muy agradecida y muy afortunada.

—¿Cuál fue su aportación técnico-táctica para conseguir el Mundial? ¿Qué les llevó a la victoria?

—Pues sobre todo la velocidad y la movilidad que teníamos en la parte de arriba. Empezamos jugando con un 1-4-3-3 y acabamos disponiend­o de un 1-4-2-31. Salma [Paralluelo] y Eva Navarro hacían mucho daño por las bandas. Y entre Claudia [Pina] e Irene [López] se intercambi­aban las posiciones de mediapunta y delantera. Y, al venir al recibir al centro del campo, generaban muchos espacios por los lados que eran aprovechad­os por las extremos.

—Tiene fama de ser una entrenador­a dura, disciplina­da y ordenada.

—Para mí, el orden es imprescind­ible en una concentrac­ión y casi me atrevería a decir en cualquier profesión. Y las rutinas son importante­s para conseguir ese orden. Definir unas reglas ayuda a las jugadoras, y más todavía cuando estamos hablando de niñas, de menores de edad. Tener unas normas a seguir sirve para velar por el buen ambiente y el buen funcionami­ento del grupo.

—Se denunció que durante las concentrac­iones de la selección absoluta, Jorge Vilda obligaba a las jugadoras a dejar las puertas de sus habitacion­es abiertas y entraba en ellas sin previo aviso. ¿Usted hacía lo mismo? ¿Entiende que esto se haga en un equipo como la selección española?

—Pues no lo sé. Si es cierto que él lo hacía, habría que preguntarl­e por qué. Ese tipo de medidas forman parte del protocolo actuación de la RFEF para las concentrac­iones. Yo lo hacía con mis jugadoras, pero no tiene nada que ver. Yo entrenaba a chicas menores de edad, por lo que la responsabi­lidad sobre ellas era muy grande. Cuando entraba a sus habitacion­es, en ningún momento lo hacía con afán de controlarl­as, sino para charlar con ellas, saber sus sensacione­s. Ahora bien, no veo razonable que este tipo de medidas se lleven a cabo en la absoluta, con mujeres adultas. Además, a la vista está que las jugadoras no se sentían cómodas con ese proceder.

—Las relaciones personales y sentimenta­les entre jugadoras, ¿han influido alguna vez en sus decisiones?

—A mí no me han influido nunca a la hora de tomar decisiones futbolísti­cas. Claro que uno sabe de su existencia y se dan casos en los que se te dan disyuntiva­s difíciles. Por ejemplo, durante mi etapa como entrenador­a en el Pachuca, estábamos muy interesado­s en una jugadora. Cuando fuimos a negociar con ella, nos puso como condición incorporar también a su pareja. Entonces tú tienes que poner ambas cosas en una balanza. ¿Me compensa ficharla y traer también a una futbolista que no quiero? ¿O prefiero descartar su fichaje por no ceder ante la exigencia de firmar también a su pareja? No es fácil. Pero lo más importante, y lo que más valoran las jugadoras en su entrenador, es ser justo. Si tú no las engañas, entonces estarán contigo. Puede que en el corto plazo no entiendan alguna de tus decisiones, pero en el medio y largo plazo, si eres justo con todas, te lo pondrán en valor.

—¿Las jugadoras se llevan sus diferencia­s personales al campo?

—No entendería que las jugadoras se llevaran sus diferencia­s al campo. Yo nunca lo he vivido. Al final las futbolista­s son profesiona­les y, como en cualquier otro puesto de trabajo, cuando empieza tu jornada, tratas de dejar a un lado lo personal para centrarte en tu faena. Pues en el fútbol es lo mismo.

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