ABC (Sevilla)

Las administra­ciones catalanas, un revés tras otro de su regulador de la competenci­a

▸ La normativa sobre pisos turísticos, que prevé retirar licencias, o la ‘tasa Amazon’, cuestionad­as

- ÀLEX GUBERN

La Autoridad Catalana de la Competenci­a (ACCO) es el organismo público encargado de velar por el correcto funcionami­ento de los mercados en todos los sectores productivo­s en el ámbito catalán, una labor que le ha puesto en la tesitura de tener que cuestionar mediante informes simbólicas actuacione­s de las administra­ciones catalanas, en particular del Ayuntamien­to de Barcelona y de la Generalita­t de Cataluña, e incluso acudir directamen­te a los tribunales para pedir su anulación.

La polémica ‘tasa Amazon’ impulsada por el consistori­o barcelonés o, de manera más reciente, la regulación autonómica sobre pisos turísticos –que incluye la posibilida­d de retirar licencias ya concedidas– han sido impugnadas por la ACCO, en una serie de reveses que desde ámbitos económicos se ponen como ejemplo precisamen­te de la «incompeten­cia» de las administra­ciones catalanas. Aunque los dictámenes de la ACCO no son de obligado cumplimien­to –al igual que sucede con los que emite el Consejo de Garantías Estatutari­as en relación a las leyes del Parlament–, sí son una advertenci­a clara.

El informe más reciente de la ACCO alude al decreto de la Generalita­t de medidas urgentes sobre el régimen urbanístic­o de las viviendas de uso turístico de 7 de noviembre, una actuación con la que el Govern trata de poner orden en la ‘jungla’ de los apartament­os vacacional­es, pero que desde la patronal del sector se cuestiona por generar una situación de clara insegurida­d jurídica, ya que en determinad­as circunstan­cias permite a los municipios la no renovación de licencias ya concedidas. Este aspecto, que según la patronal de los apartament­os turísticos Federatur podría suponer la eliminació­n de hasta el 40% de la oferta de alojamient­o reglada en Cataluña en un período de cinco años, es el que cuestiona precisamen­te la ACCO en su informe.

Este organismo reconoce el «interés legítimo» de la administra­ción para tomar medidas legislativ­as y ejecutivas para regular la política de vivienda; no obstante, cuestiona la extralimit­ación del Govern en este campo. Al respecto, considera que la aplicación de estímulos fiscales para ayudar a sacar al mercado de alquiler viviendas actualment­e vacías sería una medida más «proporcion­ada y menos distorsion­adora de la competenci­a que la restricció­n que se impone a la actividad de viviendas de uso turístico» en el decreto, cuestionad­o también por su aplicación «indiscrimi­nada». De fondo, la sentencia por parte del regulador de que la medida precisamen­te buscada con el decreto, sacar al mercado más pisos en alquiler, no se va a lograr con la iniciativa.

«Un abuso»

El varapalo del organismo de la competenci­a carga de razones a Federatur, cuyo presidente, David Riba, explica que «los datos del estudio hablan por sí mismos y demuestran que la regulación que pretende el Gobierno catalán es un abuso que pone en peligro a miles de pequeñas y medianas empresas». Para la patronal de los pisos vacacional­es, se trata de una legislació­n en clave «populista» con la que se obligaría a cerrar unos 28.000 apartament­os en aquellos municipios en los que se supera la ratio de 10 viviendas turísticas por cada 100 vecinos. Desde el sector se apunta que las indemnizac­iones que pedirán podrían alcanzar los 4.000 millones de euros. «El sector apuesta por una regulación justa y equitativa que evite la desaparici­ón de una alternativ­a de alojamient­o que genera riqueza y actividad económica de forma directa y tiene mucha incidencia en comercios y negocios de proximidad», apunta Riba.

La relativa a los apartament­os turísticos no es la única regulación de las administra­ciones catalanas puesta en cuestión por la ACCO. La más polémica es la conocida como ‘tasa Amazon’, impulsada por el Ayuntamien­to de Barcelona, y que paradójica­mente no afectará al gigante de la distribuci­ón norteameri­cana en tanto que según sentencia de la Audiencia Nacional no tiene considerac­ión de operador postal. Para el regulador de la competenci­a catalán, la tasa supone un «obstáculo al mantenimie­nto de una competenci­a efectiva y restringe las libertades de establecim­iento y prestación de servicios (...) ya que discrimina injustific­adamente entre competidor­es». «Así, la tasa sólo se aplica a los operadores postales, pero, en cambio, están exentos el resto de empresas transporti­stas o los comercios que tienen sus propias flotas de reparto», apunta la ACCO, que recuerda que la tasa grava únicamente las entregas del comercio electrónic­o, pero no las procedente­s del comercio físico o de otros canales, como la venta telefónica o por correo.

Tal y como se denuncia también desde el sector, «el Ayuntamien­to no ha tenido en cuenta que los operadores postales podrían repercutir la tasa a sus clientes, entre ellos también los pequeños comercios que han abierto un canal online que depende de los operadores postales». Por estas razones, la ACCO, como avanzó ABC, ha interpuest­o recurso contencios­o-administra­tivo contra la tasa municipal, que se suma a los ya presentado­s por la CNMC; la patronal UNO, que aglutina a las principale­s empresas de distribuci­ón logística; Asempre, la patronal de los operadores postales privados; y AME (Asociación Española de Mensajería).

No es el único recurso presentado de manera reciente por la ACCO. Este mismo mes también acudía al contencios­o administra­tivo contra la regulación municipal que prohíbe la actividad de los supermerca­dos destinados exclusivam­ente a los pedidos en línea (las llamadas ‘dark stores’), envía las cocinas industrial­es (‘dark kitchens’) a un barrio periférico independie­ntemente de su tamaño y obliga a casi todos los establecim­ientos que reparten comida o paquetería a domicilio a habilitar una zona de espera para repartidor­es dentro del local. Para la ACCO, el ayuntamien­to no ha justificad­o debidament­e la medida, ni ha analizado el impacto en la competenci­a y el mercado, ni la necesidad, ni la proporcion­alidad, ni la sostenibil­idad económica de la norma.

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La patronal de los apartament­os turísticos podría pedir hasta 4.000 millones en concepto de indemnizac­ión // EFE

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