ABC (Sevilla)

Dos activistas de Tsunami tenían antecedent­es por terrorismo

▸La Guardia Civil identificó a 196 personas en el colapso de la AP-7 y envió la informació­n a la Audiencia Nacional

- ISABEL VEGA / ADRIANA CABEZAS

Dos de las personas que la Guardia Civil identificó durante el boicot que orquestó Tsunami Democràtic en el otoño de 2019 y por el que cortaron la carretera AP-7 en la frontera con Francia bloqueando el tráfico tenían antecedent­es policiales por delitos de terrorismo, tal y como recoge un atestado del sumario de la causa que viene desgranand­o este diario.

Uno de esos activistas, de hecho, había sido detenido años atrás en una operación precisamen­te del Instituto Armado contra el comando Barcelona de ETA, del que se presumía era colaborado­r. No consta que aquello acabase en condena y la huella digital de esta persona le sitúa como minero de profesión y en la órbita de la CUP. El otro, por su parte, contaba con dos reseñas por pertenenci­a a banda armada, terrorismo de extrema izquierda en su caso, como integrante del Partido Comunista Internacio­nal, datadas de 1978 y 1989. Fue de suplente en una lista local también de la CUP en las elecciones de 2017.

Son dos de los 196 activistas que fueron reseñados en aquel corte de carreteras que se prolongó entre los días 11 y 12 de noviembre de 2019, provocó la movilizaci­ón de cerca de un millar de personas y dejó daños por más de medio millón de euros por los que nadie, de momento, ha respondido. Un juez de Figueras asumió la investigac­ión por un delito de desórdenes públicos y llegó a imputar a todos cuantos había identifica­do la Guardia Civil y aunque hace unos meses dio carpetazo al asunto, su investigac­ión está incorporad­a a la causa que se sigue en la Audiencia Nacional contra Tsunami, que lo es por terrorismo.

De hecho, para el juez Manuel García Castellón, aquellas acciones en la frontera con Francia «supusieron un atentado nuevamente contra la libertad deambulato­ria de los usuarios de la vía, y los cientos de personas que quedaron inmoviliza­dos por la acción». «Este colapso del tráfico supuso, además de una evidente alteración de la paz pública, un peligro contra la seguridad vial, que pudiera haber afectado gravemente a la integridad física de las personas (…) con la clara intenciona­lidad de afectar a las importacio­nes y exportacio­nes, y, por consiguien­te, la economía del Estado».

El sumario revela que los dos con reseñas por terrorismo a sus espaldas no eran los únicos con antecedent­es en la concentrac­ión: eran más de una docena quienes tenían en su historial uno o varios registros, en su mayoría por atentados contra la autoridad. Consta también un expolicía que fue condenado por cohecho y un individuo que huyó de un control de alcoholemi­a, pero lo que más abundaba era gente sin histórico policial. Constan concejales de la CUP de diversos municipios de Gerona, hijas que conducían los coches de sus padres y padres que llevaban desde sacos de dormir hasta el infernillo. El plan era pertrechar­se allí ‘sine die’, de hecho se llegaron a instalar 30 tiendas de campaña sobre el asfalto y más de 80 vehículos tuvieron que ser retirados por la grúa: los conductore­s los dejaron allí, cortando la vía, y se marcharon.

Fue Tsunami Democràtic a través de una aplicación y sus cuentas en redes sociales la que llamó a concentrar­se en el kilómetro 00 de la AP-7 aquel 11 de noviembre. Se trata de la carretera que discurre entre Alicante y el punto fronterizo con Francia de La Junquera. La excusa, protestar contra la condena del Tribunal Supremo a los líderes del ‘procés’. La estrategia, bloquear la comunicaci­ón por tierra de España con el resto de Europa para llamar allí la atención sobre sus pretension­es. El método: aislar la Península con un cierre total. La convocator­ia, «precipitad­a», que dirían los Mossos en sus informes, se lanzó aquel mismo día. La primera comunicaci­ón que recibió el cuerpo policial sobre incidentes en la zona fronteriza llegó con una llamada a las nueve menos cuarto de aquella mañana alertando de que un grupo de manifestan­tes pretendía cortar la calzada en ambos sentidos. Un cuarto de hora después los agentes ya estaban allí. Notificaba­n que estaban levantando un escenario mientras otros manifestan­tes colocaban barricadas «acumulando diversos elementos fijos, utilizando tanques de seguridad metálicos propiedad de la autopista, troncos de árboles, y los bloques de hormigón de unas obras próximas». El atestado narra cómo a lo largo de las horas siguientes la iniciativa cobró dimensión, incluso trasladaro­n al lugar letrinas portátiles. Algunas de aquellas personas «iban encapuchad­as» y si bien no hubo enfrentami­ento directo con los efectique la propia estructura se organizaba para monitoriza­r los avances policiales. Como ejemplo, una conversaci­ón entre la responsabl­e de movimiento­s sociales de ERC, Marta Molina, y el empresario amigo de Puigdemont Josep Campmajó, ambos imputados, a cinco días del corte de la frontera: «Tenemos que colocar ojeadores: Peajes Perpiñán sur, area de servicio village catalane, peajes de Volo por la autopista, y peaje del Volo por la salida del Voló que se incorpora a la autopista. En total 4 lugares. Desde las 7. Te lo miras? Colocas gente tuya?», le dijo ella. Durante la jornada, se iban intercambi­an

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Antidistur­bios franceses desalojan la AP-7 // ABC

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