ABC (Sevilla)

Homenaje a los vecinos de Parras, la calle eterna de la devoción a la Macarena

▸ Un azulejo en la fachada de la antigua carbonería perpetúa la concesión de uno de los premios ‘Spes Nostra’

- MARIO DAZA

La calle Parras es la arteria principal del corazón macareno. Por cada una de sus esquinas, maltratada­s por el paso del tiempo y el éxodo forzoso por el turismo y la especulaci­ón urbanístic­a, aún rezuman los piropos sinceros de amor a la Virgen de la Esperanza en una eterna mañana del Viernes Santo. Es ahí donde la Macarena se hace barrio cada día y donde todavía se mantiene viva la llama de una devoción que guardan como un tesoro los pocos vecinos que han resistido al paso del tiempo como garantes de un patrimonio inmaterial que pertenece a un recuerdo que se resiste a morir. Fue a ellos, y la memoria de los que ya habitan en el atrio del cielo, a los que este domingo quiso homenajear la hermandad de la Macarena por convertir su hogar en «un espacio de alegría absoluta, de reencuentr­os y, en definitiva, de esperanza compartida».

Un acto sencillo, coincidien­do con la celebració­n del besamanos a la Virgen de la Esperanza, con el que la corporació­n materializ­ó la entrega de uno de los premios ‘Spes Nostra’, que en su primera edición también quisieron tener presentes a los vecinos de Parras. Para inmortaliz­ar este galardón, la junta de gobierno descubrió un azulejo en la fachada del número 31 de la calle, el edificio en el que tenía su local la antigua carbonería del barrio, y en cuya fachada también luce otro retablo con el Señor de la Sentencia que se colocó en 2017, año en el que los vecinos recibieron el reconocimi­ento de los Premios Demófilo de la Semana Santa, por mantener viva la esencia de un lugar «donde la hermandad de la Macarena se hace calle».

Fue el hermano mayor, José Antonio Fernández Cabrero, el encargado de descubrir el azulejo y dedicar unas palabras a la veintena de vecinos que se congregaro­n en el acto. «Siempre señalo que Parras es un lugar referente porque es aquí donde los macarenos nos descalzamo­s al saber que pisamos tierra sagrada», explicó. Lo hizo, además, lanzando un reto a «los que todavía permanecéi­s aquí», puesto que «sois los que mantenéis todo un fenómeno antropológ­ico de la hermandad, al que no hace falta añadirle lo que Parras significa para la Virgen y para la hermandad». Unas palabras que pronunció poco antes de destapar el retablo cerámico elaborado por The Exvotos, que guardaba la misma estética gráfica y de color de los galardones entregados el pasado miércoles, y en el que se califica a la calle como «la vía triunfal donde sólo caben la alegría y la certeza de los reencuentr­os».

A su lado estaba Antonia Solís, una de las vecinas de toda la vida. «Nací aquí y quiero irme desde aquí, pero no quiero hacerlo todavía», contaba emocionada. En su casa del número 29, en la que creó su familia junto al empresario de derribos Enrique Pavón, se respira a la Macarena en cada rincón. Antoñita, que así es como se la conoce en el barrio, asegura que trata a la Virgen «como si fuera mi madre». Será por eso que «cuando me pasa cualquier cosa le hablo y tengo la tranquilid­ad de que me escucha y me ayuda». Este domingo recordó a su marido, que «era muy macareno», y también esas mañanas del Viernes Santo en las que «le abro la puerta de mi casa a todo el mundo». Pura raza macarena la suya.

A su lado estuvieron también otros vecinos como la familia Cadenas, que rebosa amor por la Virgen y años de servicio a la hermandad, y hermanos del Rocío de la Macarena, cuya casa hermandad perdura en el tramo de la calle cercano a Escoberos. Hubo quien aseguró haber visto a Marta Serrano cantando saetas y riñéndole a la Esperanza por irse cuatro días y tardar siete en volver. Otros dijeron reconocer entre el murmullo la voz ronca de Miguel Loreto, celebrando con su gente el homenaje. Quizás Emilia planchó su colgadura para vestir de verde el balcón de los piropos o fue Martelo quien dio aviso al coro para que cantara en la reunión del barrio. En esta otra calle Parras, la del atrio eterno, también fue fiesta este domingo.

La placa cerámica, realizada por The Exvotos, define a la calle como «la vía triunfal donde solo cabe la alegría»

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Los vecinos de la calle Parras, junto al hermano mayor de la Macarena, en el acto de homenaje // RAÚL DOBLADO

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