COMANDAN SU FUTURO
Si bien los dirigidos por Dan Quinn no son contendientes a Playoffs, con su nuevo quarterback, Jayden Daniels, prometen para grandes cosas
El año pasado, Washington ganó cuatro de sus primeros nueve juegos, lo cual era prometedor al considerar que no se esperaba mucho de ellos. Sin embargo, cerraron con ocho derrotas al hilo, al fondo del Este de la NFC y como el segundo peor equipo de la liga. Sí, debido a ello, muchos cambios se hicieron presentes rumbo a la próxima campaña y ya marchan por buen camino. Para empezar, y para sorpresa de nadie, la era del entrenador en jefe, Ron Rivera, llegó a su fin en Washington tras solamente acumular cuatro victorias durante todo 2023, motivo por el que el head coach, Dan Quinn, llega al cargo para, no solamente cambiar la plantilla del equipo y hacerla mejor, sino realizar una limpieza profunda para cambiar la cultura organizacional de una franquicia que en años recientes ha sido incapaz de mantenerse sin escándalos extracancha.
Los Commanders parecen haber encontrado a su quarterback. En el Draft 2024 tomaron a Jayden Daniels, del LSU. Explosivo en college, Daniels es un jugador que gana con piernas y brazo. Es un arma dual que hace jugadas espléndidas y, aunque su fuerza de brazo no es la mayor, tiene un pase profundo preciso. Listo para ser titular desde el Día 1, se prevé que cambie el rostro de Washington. No obstante, su físico debe aumentar: necesita mayor peso y tamaño por la simple naturaleza del juego.
Por su manera de utilizar sus piernas y brazos, además de su gran lectura de juego, podría decirse que Jayden va a ser un talento especial o, en otras palabras, quizá es válido decir que es un Lamar Jackson en potencia. Además, le ayuda que nadie piensa que Washington será equipo competitivo desde el Día 1, por lo que podrá progresar sin falla.
Los Commanders no serán ese equipo triste que muchos esperan, y prueba de ello es que, en el Este, al menos los Giants son un peor equipo. Por si fuera poco, Dallas va a la baja y Washington sube, por lo que no sería sorprendente que pudieran robarle un partido a los Cowboys e incluso pelearles el segundo puesto divisional. Y no, Quinn y compañía aún no son un calibre de playoffs, pero no están lejos de serlo.