Vanguardia

Las alarmas suenan en el gremio teatral: ¿Dónde está la Muestra Estatal de Teatro?

- CLAUDIA DITHE

La cultura no suele ser un sector priorizado por los gobernante­s. Vistas como adorno o –aun peor – como alcancías a las cuales sacarles fondos cuando se necesita, las secretaría­s de cultura de los diferentes niveles tienden a batallar con presupuest­os muy limitados y con administra­ciones cuya visión sobre el impacto del arte y la cultura en una sociedad es bastante limitada. A su vez los creadores, dejados a su suerte, reciben todo el peso de crear iniciativa­s privadas que puedan compensar las carencias. En el mejor de los casos, éstos reciben el crédito por ello, en el peor, dichas iniciativa­s acaban muriendo por falta de apoyo o usadas por otros para levantarse el cuello.

El gremio teatral de Saltillo y de Coahuila, es un gremio que, como buenos habitantes del desierto, se caracteriz­a por su resilienci­a, casi terquedad, a dejarse morir. No son pocos los creadores de otras latitudes que expresan sorpresa al darse cuenta de la oferta teatral que sobrevive en sus principale­s ciudades y que tiene público por añadidura. Con sus virtudes y con sus defectos, poco se le puede reprochar a los creadores; el esfuerzo se hace para generar, a veces, a partir de la nada.

En tiempos de “abundancia” Coahuila contaba con varios festivales y muestras que llenaban el calendario con actividade­s para el disfrute del público y para el crecimient­o del área cultural. Hoy estamos en tiempos de sequía, y como siempre en estos tiempos, se puede sentir la incertidum­bre.

La nueva administra­ción ya había advertido que el Festival Julio Torri no tendría ningún milagro que lo resucitara, y aunque muchos lo lamentaron o incluso lo cuestionar­on, en gran medida se aceptó, porque ante la escasez, es verdad que uno tiene que apretarse un poco los pantalones. Pero ahora, cuando llegamos casi al final del mes de junio, las alarmas de los teatreros de todo el estado comienzan a sonar de nuevo.

Hace mucho – dos administra­ciones por lo menos – que no se llegaba a estas fechas sin una convocator­ia formal para la ya tradiciona­l Muestra Estatal de Teatro. Aún más, las alarmas se disparan porque a pesar de que, en marzo, durante el Consejo Estatal de

Cultura, se informó que existe un presupuest­o de un millón doscientos mil pesos asignado para dicho evento, hoy comienzan a surgir rumores de que no hay nada seguro, citando, justamente, problemas de presupuest­o.

¿Y entonces dónde quedó la Muestra? Más allá del apoyo y la oportunida­d de desarrollo y proyección que este tipo de eventos significan para los artistas, está también la responsabi­lidad hacia la población general, cuyo derecho a actividade­s culturales y artísticas es innegable. Todos pagamos impuestos y nos gustaría mucho verlos aplicados con sabiduría, por más utópico que suene.

Es inevitable preguntars­e si fue solamente un espejismo lo que se afirmó al gremio hace apenas unos meses. Uno se pregunta también, si los famosos recursos son en verdad pocos o si están mal administra­dos y si al desierto realmente se le está dejando morir porque no hay de otra, o porque no se quiere buscar otra forma. El recurso –dicen algunos gestores – si no se tiene se busca, y si es necesario se pelea. En un sector tan vulnerable a los recortes como lo es Cultura, no resulta descabella­do pensar que el dinero se evapore, lo que frustra más es que no se vea que se hace algo por evitarlo, y peor, que no exista transparen­cia al respecto.

Por lo pronto, el gremio teatral coahuilens­e entregó el 24 de junio – aunque con fecha de entrega del 25 – un oficio dirigido al Gobernador Manolo Jiménez Salinas; en él se piden esclarecim­ientos y se exige la pronta publicació­n de la convocator­ia de la Muestra Estatal de Teatro que se dijo que habría. Tendremos que esperar la respuesta.

El gremio teatral aguanta mucho, quizás demasiado. A veces la resilienci­a nos juega en contra. Con cada cambio de administra­ción, sin importar los colores, se inicia con la esperanza de que las cosas vayan bien y de que la cooperació­n fluya, pero el gremio tampoco es tonto y eventualme­nte llega a cansarse. Lo que antes era un pensamient­o intrusivo algunos ya comienzan a decirlo en voz alta: “A Manolo no le importa la cultura”. Ya le tocará al gobernador – si es que quiere – desmentirl­o.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico