Los hombres y mujeres del gobernador
Hace siete meses se inauguró una nueva era en Coahuila con un nuevo gobierno, y desde entonces dentro de la estructura actual del Gobierno del Estado siguen operando, derivados del sexenio pasado, funcionarios que fueron designados por el gobernador anterior, y que por razones que solo el gobernador actual conoce, no han sido cambiados de casaca por otros de su confianza, y dejar atrás el estilo del desempeño y el criterio político que en forma inercial pueda distorsionar la línea de gobierno que el actual régimen debe imponer como propia.
Los rumores palaciegos siguen inquietando a la clase política coahuilense ansiosa de conocer los nombres de los titulares que complementarán los puestos en los gabinetes, legal y ampliado, que faltan por designarse.
Los funcionarios ya elegidos seguramente cumplen con el perfil adecuado y con una experiencia administrativa importante, no solo política, que constituyen parte de un grupo heterogéneo, es decir, empleados de diversas disciplinas que, encarrilados, otorguen sentido de equipo y no estimulen guerras intestinas que den lugar a antagonismos que produzcan hostilidades y resquebrajen al grupo en el poder. Un grupo que desde sus inicios debe estar bien cohesionado con la vista en el horizonte.
Por lo pronto, ya es tiempo de desvincularse de aires pasados y gobernar con sello propio mediante la aplicación de un manual de operación que sea dirigido por el líder que tiene todavía los años por delante, y que cumpliendo con su plan de trabajo, dé certidumbre a su gobierno y en correspondencia se monte en las corrientes políticas que conduzcan al estado en una dimensión sobresaliente entre los demás estados. Deberá ser un líder que en el desempeño de su labor avance a la misma velocidad que su presencia en las encrucijadas políticas. Poco a poco, pues habrá piedras por todos lados.
Los medios de difusión se han encargado de publicar algunos nombres que consideran puedan ocupar sitios importantes y encabezar algunas áreas neurálgicas, como Enrique Martínez y Morales, el cual es poseedor de credenciales que lo califican como recipiendario de reconocimientos muy bien evaluados, ya que siempre ha dado muestras de gran capacidad para desempeñar cargos de importancia que consecuentemente han dado resultados.
Estos primeros siete meses del sexenio que han sido gobernados por Manolo Jiménez, han permeado con signos de aprobación, pues el programa de acciones que anunció iniciaría dentro de los primeros cien días de su gobierno, han ido caminando en tiempo y forma, tales como obras de infraestructura y de apoyo social, como la ampliación de la carretera a Derramadero que presta servicio a veinte mil vehículos diariamente, asimismo la reconstrucción de la autopista Rosita-allende, de igual forma un programa completo de salud para el Estado, múltiples obras de pavimentación en las calles de los diversos municipios, el programa de seguridad pública que ha hecho de Coahuila un estado seguro, el programa de atracción de empresas nacionales e internacionales, etcétera.
En este lapso estamos viviendo visos esperanzadores de una nueva vida pública que acarreará calidad de vida mediante acciones que ya se han emprendido con orden, honestidad y transparencia en las cuentas claras a la ciudadanía.
La estructura política y administrativa del Gobierno de Coahuila está conformada por hombres y mujeres, en honor a la equidad de género, que ocupan el círculo inmediato al Ejecutivo del Estado, los de primera línea, que para su designación fueron evaluados según su especialidad, pues son personas con la capacidad académica y experiencia suficientes para conducir la dependencia asignada.
Realmente en los coahuilenses existe la confianza en el gobernador basada en los resultados de su desempeño como alcalde de Saltillo que lo llevó a estándares de calidad, lo que nos da la seguridad de que sea replicado en Coahuila.
Se lo digo EN SERIO.