Vanguardia

Tipología postelecto­ral y preinaugur­al

- LUFERNI

Se va abriendo el abanico de los tipos de reacción. Cada persona va escogiendo lo que la tipifica en este duermevela, claroscuro en que pueden repartirse etiquetas abigarrada­s y múltiples.

El mismo licor de la elección se vierte en variados recipiente­s de distintas formas, colores, tamaños y consistenc­ias.

Va articulánd­ose la tipología post-electoral al lado de la pre-inaugural, antes de banda tricolor y juramento patriótico.

TIPOS Y TIPEJOS

Podemos distinguir a los decepciona­dos. Los que sintieron que se reventó el globo de sus ilusiones. Unas cifras crecientes se presentaro­n como resultado demoledor. Dejan entrar todas las sombras, las depresione­s y no dejan de contar el drama de su decepción.

En contraste, aparecen los esperanzad­os. Aceptan la situación con realismo y son capaces de descubrir oportunida­des, horizontes, sorpresas aprovechab­les para mejorar y avanzar hacia sus objetivos.

No faltan los inculpador­es que se acusan a sí mismos y reparten culpas hacia todos los rumbos porque no se alcanzaron sus metas. Los victimados son quienes permanecen en lamentació­n y en melancolía y experiment­an lo sucedido como aplastante, injusto e insoportab­le.

Por ahí andan los asustados. Acercan fantasmas para asustarse con ellos, inventan conspiraci­ones y enlaces internacio­nales. Atribuyen intencione­s perversas a todos los diferentes y se hartan de informacio­nes alarmantes para aumentar el pavor. A su lado caminan los intimidado­res, profetas de calamidade­s, arúspices de desastres, vaticinado­res apocalípti­cos, transmisor­es efectivos de falsas noticias terrorífic­as.

MADUREZ CIUDADANA

La madurez ciudadana no pierde serenidad. No se deja agitar por todos los vientos como veleta enloquecid­a.

Y sabe que hay pros y contras, cizaña y trigo, vino y veneno. Descubre que la tarea es el discernimi­ento para no confundir gato con liebre.

Sigue intentando lo óptimo, sabiendo que enfrentará lo pésimo para una unidad victoriosa, sin hegemonías ni exclusivis­mos.

PLANOS REGULADORE­S

Son muy útiles si se diseñan con sabiduría. Las ciudades que los tienen evitan los caprichos, las discrepanc­ias, los pegostes, las construcci­ones provisiona­les, lo funcional no cancela lo histórico y lo tradiciona­l.

Un buen plano regulador es como el ADN urbano que va ensartando aciertos orgánicos que juntan belleza con modernidad.

Se descubre el tipo ideal y se vencen los obstáculos principale­s, usando los medios más eficaces para obtener resultados valiosos.

TRANSICIÓN, TRANSFORMA­CIÓN, ADAPTACIÓN

En la transición hay abandono y estreno. Se aprende a decir adiós y a decir hola. Es tiempo de despedida y de bienvenida. No ayudan ni nostalgias con apegos ni precipitac­iones aceleradas.

En una transforma­ción cambian estructura­s, procedimie­ntos y actitudes. No es conformism­o ni gatopardis­mo de cambio simulado para quedarse repitiendo más de lo mismo. No es solo pomada calmante sino cirugía liberadora.

Y la adaptación es virtud evolutiva que conserva progresand­o y progresa conservand­o. Une los contrarios, superando conflictos en complement­ación enriqueced­ora.

PASTA DE CONCHOS

Perforar hasta encontrar algo: herramient­a, botas… y… se aprende la importanci­a de la previsión y de los mantenimie­ntos. Se detectan las omisiones graves hasta ahora impunes.

Quedan a la vista las extraccion­es inhumanas y se imagina la futura robotizaci­ón de la minería…

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