Siguen sin reducir tasas en créditos hipotecarios
A un mes de la reducción de la tasa de referencia del Banco de México (Banxico), el impacto en los tipos de interés para créditos hipotecarios ha sido mínimo, pues solo un banco ha ajustado a la baja su tasa en determinados productos, de acuerdo con Creditaria México.
En marzo, el banco central decidió reducir su tasa de referencia a 11%, siendo el primer descenso desde febrero de 2021.
Juan Kasuga, director de Creditaria México, dijo que solo Banorte ha hecho una pequeña disminución de sus tasas de interés para crédito hipotecario, cuando se esperaba una decisión más generalizada en todos los bancos.
Kasuga comentó que la reducción de Banxico fue de apenas 25 puntos base, pero la buena noticia es que la tasa de referencia ya no subirá más en los próximos meses.
Por su parte, Banorte bajó su tasa de interés de 9.88, a 9.38%, es decir 0.5 puntos menos, dependiendo de la calidad del cliente y del tipo de hipoteca.
Actualmente, la tasa de interés promedio para un préstamo hipotecario está en 10.3%, de acuerdo con Creditaria.
Kasuga destacó que esta disminución de la tasa de interés beneficia solo a las nuevas hipotecas, pues las existentes se contratan a tasa fija y se respeta esa tasa por el periodo del crédito.
La tasa promedio de los créditos hipotecarios en México se ubica actualmente en 10.3 por ciento.
Sin embargo, las personas pueden transferir su hipoteca a un banco que les ofrezca una mejor tasa de interés, agregó.
En tanto, la colocación de crédito hipotecario va a la baja, pues al cierre de noviembre de 2023 se colocaron 413 mil créditos, incluyendo créditos de liquidez, adquisición y pago de pasivos, una disminución de 0.9% respecto al mismo periodo de 2023, de acuerdo con BBVA.
Respecto a la caída en la colocación de créditos hipotecarios, Kasuga consideró que, dependiendo de la zona del país, la actividad hipotecaria es diferente.
Para este año, la banca comercial tiene una expectativa de crecimiento de entre 4% y 5% en crédito hipotecario, lo que puede considerarse como un “año de espera”, tanto por las elecciones presidenciales como por el conflicto en Israel.