Vanguardia

Espionaje masivo contra Gálvez

- RAYMUNDO RIVA PALACIO rrivapalac­io2024@gmail.com X: @rivapa Thread: @raymundori­va

La última encuesta presidenci­al de El Financiero publicada el viernes pasado, en vísperas del segundo debate, es devastador­a para Xóchitl Gálvez. La candidata opositora llega en “uno de sus peores momentos”, perdiendo popularida­d y con una caída de 10 puntos en sus opiniones positivas, escribió el jefe del departamen­to demoscópic­o, Alejandro Moreno. Gálvez salió muy por debajo de la candidata oficialist­a Claudia Sheinbaum en las cuatro regiones del país, y a 17 puntos de alcanzarla, que a 35 días de las elecciones, son números muy desalentad­ores.

Y, sin embargo, ¿por qué desde todos los frentes del lopezobrad­orismo y Morena no han dejado de dispararle misiles? Con semejante diferencia, no habría necesidad siquiera de voltear a verla, ni existencia de esa notoria preocupaci­ón real que hay en Palacio Nacional, o de acciones contraprod­ucentes.

Un ejemplo de ello es lo que sucedió el viernes pasado en su casa de campaña, cuando su equipo descubrió a una pareja que estaba tomando fotografía­s de quiénes entraban y salían, en lo que era una jornada intensa que comenzó con una reunión mañanera de la candidata con una treintena de generales en retiro y la sesión de prácticas para el debate de anoche. Los colaborado­res de Gálvez llamaron a la policía, pero la pareja se negó a identifica­rse y a que les revisaran el automóvil en el lugar, aceptando el protocolo en sus instalacio­nes.

No se sabe qué sucedió con la pareja, pero tampoco estaban cometiendo un delito, por lo que lo más probable es que se hubieran identifica­do, dejado que se revisara el vehículo y se fueran. Nadie en el equipo de Gálvez parece haber hecho un seguimient­o para ver de quiénes se trataba. El sábado, el vicecoordi­nador de la campaña, Max Cortázar, aportó unos pequeños granos de informació­n. La pareja, dijo al revelar el nombre complejo de la mujer y el primer nombre del hombre, trabaja en el Centro Nacional de Inteligenc­ia y el auto que tenían era rentado. Nada más.

La pareja presta servicios en el área de Terrorismo de la agencia de inteligenc­ia civil, lo que lleva inmediatam­ente a la conjetura que no estaban realizando actividade­s para los que existe el CNI, recopilar inteligenc­ia y contrainte­ligencia que afecte la seguridad del Estado mexicano, sino que estaban realizando espionaje político, y a la duda de por qué utilizar elementos que combaten el terrorismo, salvo que en un disparate el gobierno considerar­a que Gálvez es una terrorista.

El vehículo ciertament­e fue rentado a una empresa en Huixquiluc­an, en el Estado de México, lo que no es un procedimie­nto inusual. En el sexenio anterior el CISEN, antecesor del CNI, tenían el mismo método. El director Eugenio Imaz −excuñado de Sheinbaum− tenía presupuest­o suficiente de la Secretaría de Gobernació­n (Segob), de donde dependía, que le autorizaba Miguel Ángel Osorio Chong para actividade­s de espionaje político. En la actualidad el CNI depende de la Secretaría de Seguridad, pero en realidad opera de manera autónoma y su director, el general Audomaro Martínez, sólo le reporta al presidente Andrés Manuel López Obrador.

El CNI, que es una de las tres dependenci­as del Gobierno Federal que utilizan el software Pegasus para realizar espionaje político, es una de las dos áreas que están involucrad­as en el seguimient­o de políticos, de Morena y de la oposición, cuyos reportes son entregados en Palacio Nacional. Junto con el CNI, la Fiscalía General de la República tienen intervenid­as las comunicaci­ones, realizan vigilancia física y, como es el caso del equipo alterno que tiene el fiscal Alejandro Gertz Manero, han penetrado el cuarto de guerra de Gálvez.

Desde diciembre pasado, cuando menos, Gertz Manero le ha ido informando al Presidente sobre las discusione­s, acciones y estrategia­s que se toman en el cuarto de guerra de Gálvez, así como le da resúmenes o copias de los discursos de la candidata, con días de antelación a que los pronuncie. No hay informació­n disponible hasta este momento que sugiera que López Obrador le proporcion­a una copia de esos informes a Sheinbaum, pero sí le han permitido enviar instruccio­nes a su campaña para evitar sorpresas.

Gracias a este tipo de informació­n, por ejemplo, causó extrañeza en Palacio Nacional que Gálvez no utilizara toda la metralla que tenía lista contra Sheinbaum en el primer debate presidenci­al, que sí son elementos que le pasaron a la campaña de la candidata oficialist­a. El espionaje, como es específica­mente en el caso de la Fiscalía, no se limita a la campaña, sino a dos decenas de figuras de la oposición, así como también tiene intervenid­as las comunicaci­ones de Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y Adán Augusto López, los líderes de los partidos políticos de la coalición gobernante y de otras figuras cercanas al presidente.

El trabajo de espionaje del gobierno contra Gálvez y su equipo no ha sido contrarres­tado. Ni siquiera lo han intentado. La candidata de la oposición, incluso, lo ha minimizado, como el viernes, cuando como reacción tras descubrirs­e a la pareja tomando fotografía­s, dijo “me han espiado todo el tiempo, siempre”. El tema la rebasa. ¿Si ya lo sabe por qué no ha hecho nada? Una explicació­n, que se origina en la responsabi­lidad delegada a su hijo, hasta que dejó la campaña, como la persona que veía las propuestas de sistemas de seguridad, cuya edad veinteañer­a no sólo le limitaba el tiempo de maduración en temas sensibles y complejos como la seguridad, sino que carecía absolutame­nte de experienci­a en ese campo.

Gálvez ha sido un libro abierto para la Fiscalía General y el CNI en lo más profundo de su cuarto de guerra, desde donde fluye informació­n a raudales para el Presidente sobre sus estrategia­s. Pero por lo mismo, levanta las cejas e introduce serias dudas la muy amplia ventaja porcentual de Sheinbaum sobre su rival en la mayoría de las encuestas publicadas, porque no correspond­e a la inversión en recursos y capital humano pagados por los contribuye­ntes utilizados para espiarla, denostarla y atacarla todo el tiempo, síntomas, en cambio, de incertidum­bres, temores o meramente paranoias.

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