Tensiones en Morena
Los últimos días del año y los primeros de 2024 serán de intensas negociaciones en cada uno de los estados, distritos federales, locales, así como en los municipios del país, para lograr acuerdos en torno a los nombres de los candidatos que postulará el partido en el poder para las elecciones del 2 de junio próximo.
Justo por esta razón, la búsqueda de consensos que impidan rupturas o resquebrajamientos favorables a la oposición integrada por el PRI, PAN y PRD, es que Morena aplazó la fecha para dar a conocer los resultados de las encuestas que mandó realizar para designar a sus abanderados federales.
Hasta ahora la moneda sigue en el aire, no solo para el caso de quienes encabezarán las fórmulas para el Senado, sino también para los que se postularán a la Cámara de Diputados.
El miércoles 27 se debió develar la incógnita para las diputaciones, pero la Comisión de Elecciones decidió dejar en suspenso la publicación de los resultados de los estudios de opinión para ocho estados, incluido Tabasco.
Los rumores, las filtraciones y la desconfianza en torno al método elegido por la dirigencia de Morena, mantiene inquietos y muy nerviosos a todos los que están en la competencia.
Permitir que todo aquel que aspirara se registrara en el proceso interno apaciguó las aguas de forma momentánea, pero difícilmente impedirá que surjan inconformidades y posibles defecciones cuando se sepa quiénes serán los ungidos.
Y si esto sucede con las posiciones que ofrece el Congreso de la Unión, ya se podrá imaginar lo que ocurre con los puestos en la esfera local. Las posibles reelecciones para algunas alcaldías, como la de Centro, están generando fuertes pugnas.
Y más aún que las encuestas para algunos distritos favorezcan las aspiraciones de hombres y mujeres de reciente pasado priista, a los cuales representantes del ala radical de Morena ya llaman “caballos de Troya”.
Lo que se vislumbra es que la dirigencia nacional del partido oficialista tensará lo más posible la liga y llevará hasta la fecha límite su proceso interno, aunque ello implique desaprovechar el período de precampañas, con tal de que no haya espacio para la pepena por parte de los partidos de oposición. Por lo demás, resulta evidente que ni las encuestas son el método democrático que se asegura son, ni mucho menos permiten que el más calificado y cualificado acceda a una candidatura. Al final, los resultados se negocian y deciden las cúpulas, como siempre. La misma gata, pero revolcada.