El gran final
Bugatti presenta L’Ultime, un auto magnífico que baja la persiana en la serie de uno de los vehículos más espectaculares de la marca y de toda la historia.
Convertirse en ícono de los hiperdeportivos es un logro enorme. Destacar en un pequeño universo que es de por sí impresionante, no es reto para cualquiera. No obstante, eso es lo que el Bugatti Chiron consiguió desde 2016. Más aún: se puede considerar un paradigma de estos autos, por su diseño, rendimiento y la intensidad desbordada que significa manejar un ejemplar. Desde que fue presentado, el Chiron estableció hitos que consolidaron su posición, como haber sido el primer auto apto para el camino con más de 1,500 HP, o el primer auto de producción capaz de alcanzar los 482 km/h. Números así y la experiencia que representan para quien tiene la fortuna de conducirlo hicieron que marcara una era. Y como toda era, ahora toca su fin. Y si su existencia ha sido espectacular, el cierre de la época no podía ser menos.
La potencia y la sofisticación que definieron la personalidad de esta criatura están presentes en el modelo final que Bugatti creó: L’Ultime. Se trata de un superdeportivo cuyo aspecto recuerda de golpe al primer Chiron. Este vehículo, el número 500 en la cadena de su estirpe, exhibe fundidos los colores que dieron identidad a la primera versión: French Racing Blue y Atlantic Blue. Su identidad visual se complementa con los acentos obscuros de los cristales frontal y trasero, en un tono que fue replicado en los neumáticos. Además, diseñaron un emblema especial para esta edición final.
La silueta, los cortes aerodinámicos y la pintura siguen la filosofía “bullet speed” con la que Bugatti hace referencia a la visión borrosa que se aprecia cuando el auto corre a grandes velocidades, pero aquí la evoca incluso detenido. Además, el #500 aparece escrito a mano en varios sitios, como la firma del último eslabón de una cadena histórica.