UN AVE DE GUERRA HACIENDO NEGOCIOS
Un ejemplo extremo de avión civil destinado a aplicaciones militares es el EA-37B Compass Call (arriba a la derecha), un avión de ataque cuyo propósito es perturbar electrónicamente las defensas aéreas enemigas bloqueando su capacidad de transmitir información entre sistemas de armas y redes de comando. Si bien el papel lo desempeñaba anteriormente el antiguo Lockheed C-130H, su reemplazo es el Gulfstream G550, un favorito del jet set que se vuelve casi irreconocible en su apariencia militar gracias a extensas modificaciones.
El G550 de doble turboventilador es una conversión notable por numerosas razones, incluidas las capacidades de velocidad y alcance que son un gran salto más allá de lo que el cuádruple turbohélice de Lockheed de 40 años puede lograr. “Lo que hizo atractivo al G550 fue que, a diferencia del G650, tiene una plataforma de motor de repuesto que puede utilizarse para generadores adicionales” para alimentar la electrónica de a bordo, según el consultor de aviación Ed Wischmeyer. Otras características listas para usar (pero aún fuera del radar) incluyen sistemas triples de gestión de vuelo, para mayor redundancia, y depósitos de líquido de repuesto en la cola; esto último garantiza que el sistema hidráulico o los aceites de reserva se puedan reponer en el campo durante misiones largas lejos de los centros de servicio.
Los contratistas de defensa BAE Systems y L3Harris se han asociado en la transformación. L3Harris está llevando a cabo las modificaciones en sus instalaciones de Waco, Texas, tras haber entregado un EA37B a la fuerza aérea y otros nueve previstos. Si bien el avión de negocios G550 tiene una apariencia elegante y famosa en su forma civil, los apéndices que necesita la Fuerza Aérea hinchan considerablemente su silueta. No obstante, el ejército estadounidense no tiene problemas en sacrificar un poco de forma por una gran cantidad de funciones.
La transferencia de tecnología militar está avanzando ahora aún más rápidamente hacia el mercado civil.