Atienden esculturas históricas en Reforma
Un proyecto de restauración, autorizado por el INAH, interviene las estatuas de personajes ilustres del siglo XIX, en el tramo de Bucareli al Ángel de la Independencia. Repondrán piezas faltantes, como un jarrón de bronce
Alo largo de 130 años han sido testigos de incontables cambios urbanos y, en las décadas más recientes, de enardecidas manifestaciones. Ser los vigilantes permanentes del ir y venir en Paseo de la Reforma, sin embargo, también tiene sus costos. Tras cinco años de su última intervención profunda, las esculturas históricas de personajes ilustres en esta avenida han acumulado residuos del medio ambiente, huellas de pintas e intervenciones de las marchas; algunos próceres han perdido espadas o dagas, a otros les faltan placas para identificarlos.
Por eso, desde hace un par de meses, una cuadrilla de trabajadores liderados por la restauradora Mariana Grediaga labora en la limpieza, consolidación, resane, colocación de capa de protección y reposición de faltantes de las 37 esculturas de personajes históricos masculinos y los 28 jarrones de bronce que datan de 1889, fecha en que ese conjunto escultórico comenzó a tomar forma sobre la principal avenida el país.
El proyecto, autorizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y a cargo de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI), a través de la empresa Megarquitectos, se centra en las esculturas de carácter histórico, que van de avenida Bucareli hasta el Ángel de la Independencia.
“La idea es trabajar desde la escultura de metal hasta el pedestal de piedra en todos los procesos: limpieza, consolidación, resane, capa de protección, reposición de faltantes en las esculturas, pues a muchas se les han ido perdiendo las espadas, las puntas de las dagas. Algunas marchas se han desplazado y están movidas, muy a la orilla de su base de piedra y las estamos elevando y reacomodando. Se están reajustando también los espárragos con los que están fijadas las esculturas al pedestal de piedra”, detalla en entrevista con Reporte Índigo la restauradora de bienes muebles.
El proyecto, que se extenderá hasta mediados de agosto, también incluye la reposición de un jarrón de bronce cuyo pedestal sigue vacío en el tramo de Bucareli y la Glorieta de las mujeres que luchan. “Estaba en la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (INAH), ya se fue por él y ahora está en el taller del herrero porque al vaso le hacían falta las orejas”, indica Grediaga.
Agrega que la pieza volverá a su pedestal en las próximas dos semanas.
Además de los factores ambientales, accidentes automovilísticos o las manifestaciones, este corredor escultórico es víctima constante de robos, principalmente de elementos de bronce, como sus placas.
“Como se vende bien el kilo de bronce, se las llevan. Muchas están deformadas o dobladas, quiere decir que se las querían llevar. Lo que hemos estado haciendo también es ajustarlas y es muy posible que se hagan las placas faltantes”, refiere la restauradora.
Grediaga comenta que el INAH
Los restauradores han detectado que faltan 25 objetos, como espadas, dagas y sus empuñaduras, que son las partes más fáciles de desprender. Todas se están rehaciendo en un taller de herrería
ha propuesto que en lugar de reponer placas de bronce, se use otro tipo de material, menos costoso y vulnerable a robos, como la fibra de vidrio.
Este, dice, sería un proyecto aparte, que incluiría a historiadores y museógrafos: “Se las llevan siempre, desde hace tanto que ya no se sabe el texto que tenían, entonces, lo que me decían es que hay que hacer un proyecto específicamente para eso, con museógrafo, historiadores, para ver cómo se puede reponer la información, pero de una manera que no afecte visualmente y que no sea tan costoso”.
Aplican capa de sacrificio para manifestaciones
Egresada de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRYM) del INAH, Mariana Grediaga sabe muy bien las necesidades de esos monumentos históricos, pues ya los había intervenido hace cinco años, en el último proyecto de restauración integral que tuvieron.
Por eso, hace énfasis en que el gobierno de la Ciudad de México tiene que cambiar su estrategia para atender esos monumentos patrimoniales después de cada manifestación, ya que los procesos de limpieza inmediata que realizan las cuadrillas de trabajadores no especializados están afectando, sobre todo, la piedra de los pedestales.
“La vez pasada para proteger la piedra pusimos una capa de sacrificio sobre la que se depositaría la suciedad, la pintura y el Gobierno de la Ciudad manda después de las marchas una cuadrilla con gel, con cepillos y fueron quitando esa capa, y se empezó a depositar de nuevo sobre la piedra que está ya muy porosa y no es una cartera nueva”.
“Creo que se puede hacer mantenimientos cada bimestre, cada mes o cada vez que haya una marcha, pero que sean los especialistas quienes quiten la pintura. Por ejemplo, ya habíamos terminado unos pedestales, vino una marcha pro Palestina y en 15 minutos quitamos el graffiti, no quitamos la capa de sacrificio. En 15 minutos o menos se puede quitar una pinta de un pedestal sin tener que dañar otra vez, el agua no es un buen amigo de la piedra”, añade.
Y es que, para la restauradora, los monumentos históricos son para todos, por lo que pueden tener usos distintos, incluso como espacios de protesta, pues desde la restauración y conservación hay actualmente distintas maneras de resolver esas intervenciones.
“Creo que los monumentos son de todos, para los que les gusta verlos bonitos, los que los necesitan para poner alguna consigna. Y existimos los restauradores. Yo no me ofendo si los veo pintados. También creo que hay que reivindicar a estos próceres, que sí, la mayoría son hombres y ya tenemos otras que son mujeres, pero hay que pensar en que son de todos y que hay manera de resolver sus diferentes usos”.
Como restauradores, agrega, su papel es “buscar el remedio, no censurar, no evitar que sucedan las cosas. Como especialistas tenemos que buscar alternativas, soluciones”.