Sufren jornaleros
» En comunidades del sur de León y en otros municipios, familias del sur del País trabajan en campos agrícolas en pésimas condiciones
En un reducido local de 16 metros cuadrados, de 4 por 4, sin ventilación, sin sanitario, ni agua potable, vive Rosendo López con su esposa Luz Elena Márquez y sus cuatro pequeños, el mayor de 10 años y el menor de 3.
Se trata de un pequeño local que le prestaron, pues ambos son de Chiapas, y como tantas familias forman parte de los desplazados que huyen de la violencia de los grupos criminales.
De poco hablar, y con la mirada perdida, señala que trabaja de jornalero en los campos de la comunidad del Bajío, muy cerca de San Judas Tadeo, donde gana un promedio de 300 pesos diarios que apenas le alcanza para sobrevivir.
“Sí vivimos en una situación muy pobre. Nos dormimos en el suelo, colocando plásticos, y tomamos agua de un garrafón que nos cuesta 50 pesos”, señala con cierta preocupación.
En su “cuarto habitación” solo hay ventilación a través de la cortina de acero, pues se trata de un local comercial; en la noche la bajan y solo dejan un poco de ventilación.
“Temprano, a eso de las 6 de la mañana, me recoge una camioneta para irnos a trabajar al campo; mi esposa también va, y nos llevamos a los niños, pues no tenemos con quién dejarlos”, añade.
En comunidades como La Sandía, La Arcina, Barretos, Los Ramírez, hay familias completas que viven en situación similar, en locales que no tienen servicios básicos.
Los baños son pequeños espacios cubiertos con plásticos negros. Donde cocinan colocando dos ladrillos y encima una lámina, y debajo leña; la luz la “jalan” de otros medidores.
Para los habitantes de estas comunidades les es común ver jornaleros en estas condiciones, que vienen de otros estados, principalmente de Guerrero.
“Constantemente cambian de lugar; se quedan donde les prestan, pues no tienen que pagar la renta”, dice Luisa López, una vecina de la comunidad del Bajío que les lleva algo de alimentos a estas personas.
Traslado de alto riesgo
Es muy común verlos viajar en unidades en deplorables condiciones en las carreteras de comunidades del sur de León, como Santa Ana del Conde, Los Ramírez, Puerta de San Germán y San Judas.
“Sus condiciones laborales son muy lamentables. Aquí en Los Ramírez los contratistas alquilan locales, bodegas donde viven hasta 20 personas, sin agua, sin baño, en condiciones inhumanas, y en completa promiscuidad”, dice Mariana Hernández, vecina de Los Ramírez.
Añade que los mismo contratistas pasan por ellos a las 6 de la mañana, los llevan a los campos agrícolas para plantar cebollín, piscar fresa o calabacitas, y a mediodía los regresan a sus locales, que no son viviendas.
“Viajan peor que animales, y no hay autoridad que obligue a estos contratistas a mejorar las condiciones de traslado; las patrullas municipales o del Estado los ven, los paran, les dan sus mordidas y todo sigue igual”, explica Manuel Soto, vecino de Los Sapos.
En un recorrido de AM por estas carreteras que comunican a las comunidades rurales, se pudo comprobar que la vigilancia es nula, y es muy común ver cómo transportan a estos jornaleros, mujeres y niños, en condiciones de alto riesgo.