Confiar a ojos cerrados
tranquiliza un tanto la ansiedad que se tenía tras la limpia que se hizo en el plantel esmeralda y la ausencia de fichajes.
Un tanto tardíos, pero ya se dieron los anuncios. A excepción de Cádiz al que vimos en la Copa América de este año, las referencias que tenemos de los demás llegan a través de videos de Youtube que están a la mano y que muestran solo los momentos de grandeza y evitan los pasajes aciagos de los jugadores.
Esas imágenes nos dicen que Luciano trae magia en los botines, que Jordy mete la piernita, que Mendoza se sube a la moto y que Cádiz sabe tener presencia en el ataque. Soy de la idea, como muchos aficionados al
León, que estos fichajes serán verdaderos refuerzos hasta que demuestren que sí lo son. Y vaya que la exigencia es mucha y precisa, caso ejemplo el de Alan Medina, charrúa que sigue sin convencer a pesar de ya haber jugado un torneo.
Esperemos que todos estos casos sean del convencimiento del técnico Bava y no solo lo conseguido por la directiva para completar una plantilla.
Siempre llevará un riesgo fichar jugadores de una trayectoria discretamente aceptable y provenientes de equipos de una jerarquía mediana.
En León se han tenido casos exitosos con jugadores que han catalizado su nivel y aportado en demasía, aunque también decepciones con futbolistas que solo vinieron a ser únicamente turistas.
A Bava le han puesto ya elementos nuevos con los que tiene que hacer el gran trabajo de revitalizar a un equipo que en su mayoría ha visto tardes grises en sus manos.
Confiar a ojos cerrados es el camino para una afición que espera de sus nuevas fieras buenos resultados de manera pronta, sin pretextos ni espacio para adaptaciones al balompié mexicano, que como en cualquier parte del mundo, es fútbol, un deporte jugado con piernas, inteligencia y mucho corazón.