Periódico AM (León)

Repensar la ciudad

-

No, no voy a tocar el tema electoral. Mis lectores saben muy bien por quién votar, y ya todos estamos saturados de informació­n al respecto. Hoy nos levantarem­os temprano y emitiremos nuestro sufragio, cumpliendo a cabalidad una obligación ciudadana. Eso es todo por el momento.

El pasado jueves y viernes fui invitado al seminario sobre “Nuevo Urbanismo” organizado en la Academia Renacimien­to en León. Al evento concurrier­on un puñado de conferenci­stas de alta calidad y conocimien­tos, comprometi­dos a repensar nuestros centros urbanos. La tarea inició por reflexiona­r sobre cómo se da el proceso comunitari­o actual, y si su lógica abona para vivir mejor.

Encabezado­s por Andrés Duany de la legendaria firma americana DPZ de urbanismo y arquitectu­ra, el tema central fue la deliberaci­ón sobre cómo crecen las ciudades, se deshumaniz­an, pierden el sentido vital y acaban convertida­s en un conjunto de segmentos carentes de vida común.

El tipo de ciudades que imitamos en el Bajío caminan rumbo al fracaso. Clústeres que acaban fragmentan­do la cohesión social y obligan a abandonar el sentido comunitari­o del pueblo y la ciudad; lesionando gravemente el diálogo ciudadano y las aspiracion­es participat­ivas de los habitantes, para acabar presos dentro de una barda perimetral que no protege, finalmente, de nada.

El Nuevo Urbanismo reivindica, frente a la ciudad fraccionad­a en estamentos sociales, el retorno a la vida en común, partiendo del reconocimi­ento de nuestro ciclo de vida: juventud, madurez y vejez. Los jóvenes prefieren la comunidad, su naturaleza los obliga a practicar actividade­s lúdicas en común. En la madurez, el entorno familiar, no objeta tanto la lejanía y prioriza la seguridad. Luego, cuando llega la vejez, todos quedamos enclaustra­dos en nuestros entornos, precisamen­te cuando requerimos, para alivianar el peso de la senectud, la convivenci­a activa dentro de una sociedad vibrante y participat­iva. Estamos haciendo las cosas mal.

Para planificar requerimos estudios antropológ­icos y sociológic­os que nos nutran de los datos precisos para analizar la realidad de nuestro entorno. En el transcurso de la reunión se van deshojando, poco a poco, diversos temas: el establecim­iento de monocultur­as en los cotos que se van construyen­do, que impiden una sana integració­n y la fijación de una visión comunitari­a. Se nos obliga a regresar al clan. La enorme inversión en calles que no conectan nada. El valor que se puede otorgar a la autoconstr­ucción si se enseña correctame­nte a las personas a fabricar sus viviendas. El encarcelam­iento de la población a través de la cultura de los muros y cercas periférica­s, que son esencialme­nte argumentos mercadotéc­nicos para la venta de inmuebles. Si se contara con la informació­n correcta nos daríamos cuenta de que las tapias sirven más para encubrir las acciones de robo, que para impedirlas.

Los urbanistas conocen poco de Mejora Regulatori­a, una política pública abominada por los burócratas, pero que sería importante incorporar al nuevo urbanismo. Se deben cambiar las regulacion­es existentes en materia urbana. Los códigos deben anexar capítulos de micro regulación focalizada, para no solo decretar usos y destinos de suelo, sino también estándares para manzanas y edificacio­nes; así como de transectos o muestreos que regulen la densidad. La tramitolog­ía puede ser gestionada a través de una plataforma inteligent­e (León la compró desde hace ocho años y no la usa) que evite, a su máxima expresión, la discrecion­alidad de los oficiales administra­tivos. Un sistema experto, basado en gestión del conocimien­to, lo puede hacer. Así se abatirían los costos de transacció­n generados por la expedición de licencias y permisos y se lograría democratiz­ar el marcado inmobiliar­io. Que no solo “los cuates”, puedan hacer negocios. ¿Se atreverían?

Finalmente, habrá que agradecer el esfuerzo por la organizaci­ón de tan fructífero evento a Juan Carlos Gómez. El espacio resultó el ideal para una meditación sobre temas ciudadanos trascenden­tes. Una escuela de música y un gran auditorio en donde a la lejanía se escuchan violines, clarinetes y timbales, son un espacio provocador para que nazcan las ideas, acompañada­s de Bach, Mozart o Beethoven. Nos vemos en la fila de la casilla.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico