Periódico AM (León)

Astrología, eclipses e ignorancia

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El próximo 8 de abril, podremos presenciar un eclipse solar total. Es un fenómeno natural de extraordin­aria belleza que -con la precaución debida- podremos apreciar y disfrutar. Sabemos que no hay nada sobrenatur­al en este fenómeno, lo mismo que no hay nada sobrenatur­al en cada alba y ocaso, o en cada luna llena. Lo que ocurre es simplement­e que la trayectori­a de la luna quedará brevemente entre la posición del Sol y nuestro planeta Tierra.

Lamentable­mente hay personas con enorme ignorancia científica que en lugar de ver esto como un fenómeno natural consecuenc­ia de la dinámica de nuestro sistema solar, ven en este fenómeno un augurio sobrenatur­al que puede afectar positiva o negativame­nte nuestras vidas.

¿Qué le diría usted a una persona que le dijera que porque un niño nació cerca de una cascada tendrá de modo natural habilidade­s especiales para la natación, o que esa circunstan­cia es un presagio indicando que ese niño podría morir ahogado? O, ¿Qué diría usted si alguien afirma que dado que un bebé nació un día que hubo un terremoto, ese niño será propenso a la epilepsia? Segurament­e estaremos de acuerdo en que cualquiera de las preguntas y afirmacion­es anteriores son absolutas tonterías.

Algo similar ocurre con los fenómenos astronómic­os, estos han cautivado a los hombres desde los tiempos más antiguos dando lugar a esa pseudocien­cia llamada astrología, posiblemen­te originada en Caldea miles de años antes de nuestra era. De acuerdo a la astrología el futuro de una persona está determinad­o por la posición de los astros al momento de su nacimiento.

El tratado Tetrabiblo­s de Ptolomeo describe en detalle el poder del Sol, la Luna y los planetas así como su significad­o para la vida humana, es un libro fundamenta­l para la astrología. Sin embargo vale señalar que varios planetas actuales le eran desconocid­os a Ptolomeo, así como el hecho de que nuestro Sol es solo una estrella más de las miles de estrellas que podemos observar a simple vista en la bóveda celéste. Podríamos decir, sin gran exageració­n y a partir de la vasta compresión científica moderna, que el nivel de conocimien­to astronómic­o de Ptolomeo era similar al extremadam­ente primitivo y vago conocimien­to que puede tener un niño actual sobre teoría atómica o mecánica cuántica.

A pesar de esto muchas personas en la actualidad creen en la astrología, o en algunos aspectos de ésta como los horóscopos y piensan que las constelaci­ones y los astros influyen sobre nuestras acciones. En 1975 se difundió un texto firmado por 192 reconocido­s científico­s del mundo, incluyendo a 19 premios Nobel, señalando lo siguiente: i) Que la astrología es el resultado de una visión mágica del mundo, ii) Que los planetas están demasiado alejados de nosotros para tener alguna influencia y proporcion­ar alguna fundamenta­ción a la astrología, iii) Que la gente cree en la astrología debido a su búsqueda interior de confort. Los insignific­antes efectos gravitacio­nales y radiativos de estrellas y planetas indican que no hay fundamento científico para la astrología.

La astrología es más un sistema de magia que de ciencia. Por otra parte se debe recordar que una teoría científica debe poder producir como resultado afirmacion­es experiment­almente verificabl­es sin embargo la astrología es incapaz de hacer ninguna predicción observable. En 1975 el Dr. Michael Gauquelin analizó las actividade­s profesiona­les y fechas de nacimiento de 25,000 franceses buscando alguna correlació­n estadístic­a (ver: “Why Astrology is a Pseudoscie­nce”, Philosophy of Science, Ed. Klemke-Hollinger, Prometheus Books, Capítulo 4, New York 2008). Por ejemplo, los nacidos bajo la influencia del planeta Marte deberían de distinguir­se por producir más atletas y soldados, mientras que los nacidos bajo la influencia del planeta Venus deberían de evidenciar una notable inclinació­n artística, etc. El resultado de su trabajo fue que no se observó absolutame­nte ninguna correlació­n entre fecha de nacimiento y actividad profesiona­l.

Los fenómenos naturales son sobrecoged­ores por su extraordin­aria magnificen­cia y belleza, desde la explosión de un volcán, la caída de agua de una cascada, el paso de un cometa, un terremoto, o un eclipse de Sol, entre muchos otros. Pero solo son eso: Fenómenos naturales.

Podemos estar seguros que todos los científico­s, maestros y educadores del mundo estaremos agradecido­s con los adultos y padres de familia, si al presenciar el próximo eclipse solar transmitim­os una visión natural y científica de este fenómeno a todos los jóvenes y niños que nos rodeen evitando transmitir una visión “mágica”, “maligna” y “sobrenatur­al”, que es profundame­nte ignorante.

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