Cuando recordar el pasado es una bendición
Esta semana llegó para mí colmada de bendiciones. Por un lado, el jueves me reuní con amigas que fueron mis compañeras en la primaria, y por otro, el sábado tuve un encuentro con la primera generación de la carrera de Psicología de la Universidad de Guanajuato. Ambas experiencias fueron emocionantes e inolvidables.
Muchas veces he afirmado en esta columna que no debemos vivir mirando al pasado puesto que ya se fue, que sería tan nocivo como conducir un auto con la vista fija en el retrovisor, pero reconozco que, a veces, ¡retornar a ese pasado puede ocasionar tanta felicidad en el presente!
En cada reunión, yo sentía que mi corazón saltaba de júbilo dentro de mi pecho. A algunos de mis exalumnos no los había visto en cuarenta años y reencontrarlos era muy emocionante. Obtuve muchos abrazos llenos de cariño, los recuerdos afloraban uno detrás de otro colmándome de alegría. ¿Cómo puede uno agradecer debidamente a las personas que han pasado por su vida y dejaron en ella algo de sí mismas?
Para mí fue y sigue siendo una bendición haber sido invitada y poder asistir a ambos eventos. Mis excompañeras de primaria, mis exalumnos y excompañeros de trabajo están enormemente capacitados para dar y recibir amor, lo cual es encantador y esencial en las personas que quieren ser felices. Disfruté mucho de esa actitud tan agradable.
A veces, una hora de alegría se extiende por muchas horas más. Estoy dedicada a saborearlas. Ya las personas con quienes me encontré no están físicamente presentes ante mis ojos, pero me siguen alegrando en el corazón. ¡Qué cosa misteriosa es la mente que puede alegrarnos y entristecernos con algo que ya no estamos viendo!
Estoy convencida de que vivir con el corazón contento ayuda a la salud física y psicológica. Es decir, que todas estas personas con quienes me encontré me dejaron de regalo minutos de felicidad con su presencia y actitud. ¿Quién no se sentiría agradecido con esto?
Agradezco a la vida que los humanos sintamos gozo con la compañía de determinados humanos, que nos guste que estén cerca y que seamos capaces de gozar también con los recuerdos. ¡Hay momentos en la vida que se vuelven inolvidables! Muchas gracias a todos.
“Psicología” es una columna abierta. Puedes participar con ideas, temas, preguntas o sugerencias en Psicologa@DoloresHernandez.org
Vivir mirando al pasado sería tan nocivo como conducir un auto con la vista fija en el retrovisor, pero reconozco que, a veces, ¡retornar a ese pasado puede ocasionar tanta felicidad en el presente!.‹‹
Dolores Hernández