Clave para la transformación mexiquense
El sector de las comunicaciones y los transportes es clave para la transformación del Estado de México y del país. Su impacto en el desarrollo social y económico, frente a los grandes intereses que confluyen en él, hacen esencial la lucha por la separación del poder político y el poder económico para hacer posible “El Poder de Servir”.Asílodemuestranlosavancesdel Gobierno del Presidente López Obrador.
Laconstruccióndelainfraestructurade carreterasyferrocarriles,asícomolarealidad del internet gratuito en todo nuestro territorio, son de los principales objetivos para la transformación mexiquense, sobre todo considerando el atraso que provoca pérdidascuantiosasycontaminación.
Habrá que evitar los errores del pasado que han dejado al sector en manos de unos cuantos especuladores que hacen jugosos negocios,limitandoelfuncionamientoeficientedelascomunicaciones.
Desde la época porfirista, Investigadores serios han demostrado la perversa connivencia entre los grandes intereses económicos y los mezquinos intereses corruptos de malos funcionarios. Podríamos decir, utilizando una metáfora, que, en esta materia, los porfiristas fueron los maestros de funcionarios del pasado reciente: la escuela de la corrupción de fanáticos de la macroeconomía, que utilizaban el chantaje y la simbiótica relación dinero-poder político para incrementar ganancias en detrimento de los servicios y, en consecuencia, de los mexicanos.
Debemos recordar que el gobierno de la 4ª Transformación no debería ceder al pragmatismo. Es una oportunidad para plantear con verdad los problemas más antiguos y más profundos que aquejan a nuestra sociedad.
El actual gobierno ha recibido un auténtico desorden en materia de movilidad terrestre. En opinión de estudiosos del tema, las comunicaciones en distintos puntos están colapsadas por una deficiente ejecución de los proyectos carreteros, así como la postergación de obras y la falta de planeación adecuada.
Muchas autopistas se saturan, se encuentran rebasadas en sus aforos vehiculares, o realizan frecuentes obras llamadas de “conservación” que parecen ser eternas, incluso en aquellas recientemente inauguradas. Kilométricas filas que cuestionan su calidad de vías rápidas y parecen convertidas en cajas recaudadoras del peaje, olvidando que son infraestructura vial de servicio, de recuperación sí, no de recaudación insaciable, sin transparencia, ni rendición de
_ cuentas; carreteras que fueron creadas para ahorrar tiempo y mayor seguridad, donde lamentablemente ocurren accidentes y por desgracia pocas cumplen su cometido. Las acciones en esta materia son indispensables.