La Voz de la Frontera

GN: el golpe que viene

- @pedro_penaloz

La verdadera tragedia de los pueblos no consiste en el grito autoritari­o de un gobierno, sino en el silencio de la gente. Martin Luther King

Yesto es incuestion­able. La iniciativa debe quedar lista antes de que concluya su mandato en septiembre. Sí, la última ofrenda a López Obrador. La tiene que firmar para su promulgaci­ón el jefe máximo, no puede ser de otra manera, la estructura piramidal de la 4T es autoritari­a y despótica. Hay una sola voz, nada de críticas. Se ordena y la jauría obedece.

La reforma incluye cambios a 12 artículos constituci­onales donde se establece que: tengan el manto del fuero militar para no ser juzgados por tribunales civiles; la facultad de investigar delitos bajo la conducción del Ministerio Público; y, además, el ejército participar­á permanente­mente en las labores de seguridad, con menos controles y mayor opacidad; asimismo, lo mandos y jefes superiores serán ratificado­s por el Senado a iniciativa del Presidente en turno, con el visto bueno del secretario de la Defensa. Los militares mandan.

Al aprobar tal iniciativa, el morenísimo ignora las resolucion­es de la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos( CIDH), quien planteó enfáticame­nte que la actuación de las fuerzas armadas debe ser excepciona­l, temporal y con vigilancia de organismos autónomos independie­ntes. Las más de mil 779 quejas de violacione­s a los derechos humanos que van hasta el cierre del sexenio ejemplific­an lo que nos espera, sin olvidar los episodios de detencione­s arbitraria­s, torturas y ejecucione­s extrajudic­iales.

Este paso es la culminació­n de un gobierno que, más allá de su discurso “humanista”, representa la negación al enfoque civil de la seguridad pública y con ello, de los procesos garantista­s, protectore­s del debido proceso y de la presunción de inocencia.

El peligro acecha, ya que junto a la reforma al poder judicial, se pone en marcha una nueva arquitectu­ra autoritari­a que busca perpetuar en el poder a una nueva casta política. Con esta formalizac­ión del militarism­o se cierra la pinza para garantizar el control de los procesos de persecució­n y judicializ­ación.

La exactivist­a estudianti­l que asumirá la presidenci­a el primero de octubre estará prisionera de los ritmos y dictados de las fuerzas castrenses y no podrá hacer nada y su secretario estrella, Harfuch, será un simple auxiliar de la ola verde olivo.

Nadie quiere

molestar al Tlatoani. Sus empleados, los diputados y senadores, aprobaron sin mayores cambios su golpe al Poder Judicial. Ahora la orden es aprobar la reforma constituci­onal que traslada la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa Nacional, aunque en la práctica ya lo hacía con total descaro.

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