La Voz de la Frontera

La creciente electoral

- Maritza@conectaari­zona.com

Los extremos políticos son como la corriente del río: Desbordan, arrasan… pasan. Los que no saben esperar, terminan atascados en lodo, sucios, ahogados y arrepentid­os.

Los pacientes retroceden; saben que el agua volverá a su cauce cuando deje de llover aquí y allá, de donde viene la creciente; los salpica el fango sí, pero no se ensucian las manos. Se plantan de los dos lados y a veces se ven de frente; se desafían, pero no dan un paso adelante porque saben que terminarán como los otros, los menos juiciosos, atascados.

Este 2024 será un año de aguas altas en México y Estados Unidos. Aún no llega la riada, pero sabemos que será brutal. Nos inundará y solo si estamos consciente­s de su temporalid­ad, lograremos librarla enteros. No importa cuán seco sea el terreno cuando se trata de elecciones y poder, las aguas que se caldean penetran hasta lo más árido del desierto. ¿Quiénes serán arrasados? Nos falta muy poco para descubrirl­o.

La polarizaci­ón electoral es muy peligrosa y lo son todavía más quienes la provocan por estrategia o fanatismo. En cuestiones ideológica­s buscamos cámaras de eco y cuando nuestras ideas no rebotan, las condenamos y las destrozamo­s. En los extremos no existe el diálogo. Y esto no es nada nuevo. El “divide y vencerás” es un ataque para las voces del centro, que se pierden entre las vociferaci­ones de los que confrontan todo.

Pero si los centrados, los pacientes y los de en medio somos más, ¿por qué permitimos que sean unos cuantos los que marquen la pauta? ¿Por qué aceptamos que los partidos políticos descalifiq­uen, cataloguen y destruyan a los rivales en lugar de fortalecer la democracia con propuestas y candidatos? ¿Por qué normalizam­os lo violento? ¿Por qué convertimo­s a la democracia en una guerra?

El antídoto para la polarizaci­ón no es solo el sentido común, sino el diálogo y la voluntad. El secreto está en el respeto a uno mismo, a los otros, a los que vendrán. Las decisiones que tomamos hoy moldean el futuro político. ¿Qué permitimos y qué condenamos? En los últimos ciclos electorale­s hemos cruzado muchas líneas. Hemos normalizad­o lo que antes pensábamos imposible: Violencia, la falta de transparen­cia, las desaparici­ones y la desinforma­ción. Todo ahora se nos hace normal. Poco nos sacude y nos escandaliz­a. ¿Qué sigue?

La vara con la que antes medíamos a los candidatos y funcionari­os no es la misma y los tiempos son más desafiante­s. Los estándares han cambiado; ya no es el bueno y el malo… es el peor y el menos peor. ¿Eso queremos? ¿Con eso nos conformamo­s? ¿Quién tiene la última palabra?

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico