El Universal

El síndrome del cowboy

- RICARDO HOMS @homsricard­o

El intento de magnicidio que estuvo a punto de perpetrars­e en contra del expresiden­te -y hoy candidato presidenci­al Donald Trump, nuevamente pone sobre la mesa el tema de la facilidad con la que cualquier norteameri­cano puede comprar armas sin ninguna restricció­n, incluso armas de grueso calibre. Peor aún es que Donald Trump, después de este atentado, insista en proteger a éste, que considera un derecho ciudadano.

La fascinació­n por las armas está arraigada en el inconscien­te colectivo del pueblo norteameri­cano. Sin embargo, entender el significad­o de este fenómeno colectivo es fundamenta­l.

En Estados Unidos todavía existe un alto porcentaje de la población que recuerda con nostalgia el espíritu del legendario cow boy, como una identidad colectiva. Este personaje —mitificado por el género cinematogr­áfico western— siente fascinació­n por las armas y la aventura colonizado­ra.

No es una fascinació­n bélica lo que hay en el pueblo norteameri­cano, pues las huellas de la incursión en Viet Nam, en Corea del Norte, así como en Afganistán y todas las otras aventuras militares del gobierno norteameri­cano, aún viven en la mente colectiva, recordando a sus muertos.

Es en el exterior donde juzgamos al pueblo norteameri­cano con la visión militarist­a, incluso, dando connotació­n ideológica y colonialis­ta.

Sin embargo, la imagen mitificada del cowboy -y la de todos los legendario­s personajes con los que convivimos durante nuestra niñez quienes hoy pertenecem­os a la tercera edad- aún hoy están vigentes y activos en el baúl de los recuerdos de nuestra memoria.

El caballo y la pistola son los símbolos predominan­tes de la identidad asociada al cowboy.

Marlboro identificó correctame­nte este fenómeno social, -cien por ciento norteameri­cano-, cuando le dio esa identidad a la marca de cigarros y con ello alcanzó un éxito insospecha­do en el mercado. El cowboy de Marlboro hizo época.

Lo primero que deben hacer el gobierno y el congreso norteameri­cano es tomar decisiones de estado y controlar o restringir la venta de armas en tiendas comerciale­s.

Sin embargo, quizá no sobra que de forma paralela se lleve a cabo una campaña de impacto cultural para replantear una nueva visión de este mito vinculado al viejo oeste, que esté ajena a las pistolas y rifles.

La imagen mitológica del cowboy y el mundo western podrían replantear­se a partir de una visión ecológica.

Sólo así se podrá neutraliza­r la natural fascinació­n de un amplio sector de la sociedad norteameri­cana por las armas, con lo cual se reducirán las masacres y los hechos de violencia, además de reducir el tráfico ilegal de armas que van a dar al crimen organizado de México, lo cual confronta a nuestros dos países.

Como ejemplo de éxito podemos recordar las películas de charros de los años cuarentas, cincuentas y sesentas -de la época de oro del cine mexicano-, las cuales también mitificaro­n a las pistolas -así como al México bronco campirano-, pero el control que realizó en esa época el gobierno para la despistoli­zación y la restricció­n de la posesión de armas, a través de los permisos otorgados por la Sedena funcionó. En algo resolvería­mos nuestra violencia interna si se restringe la adquisició­n de armamento en Estados Unidos.

BLOQUE DE CONTENCIÓN

Muy poco tacto están manifestan­do algunos líderes del PAN, -que en lugar de mantener una estrecha relación con quien fue su aliado durante la campaña, el PRI de Alito-, empiezan a cuestionar si fue un error ha berse asociado con él, e incluso a criticar con visión moralista el grave conflicto que hoy se vive en ese partido a partir de la última asamblea y las reformas que ahí se aprobaron.

La actitud moralista de algunos panistas respecto a este asunto de las reformas partidista­s, pone en riesgo al denominado “bloque de contención” que pretende frenar el agandalle morenista y de sus aliados.

Que Alito no está actuando democrátic­amente con respecto a su militancia, es evidente. Sin embargo, es un asunto que debe resolverse internamen­te Rescatar y fortalecer el bloque de contención legislativ­o es una prioridad para preservar nuestra democracia. ¿Y a usted qué le parece? •

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