El Universal

Trump, el mítico

- Periodista. www.anapaulaor­dorica.com @AnaPOrdori­ca

ANA PAULA ORDORICA

La semana de la Convención Republican­a en Milwaukee tuvo una narrativa marcada por un Trump milagroso. Un Trump que libró un atentado en contra de su vida por la gracia de Dios. Un Trump mítico. No hubo menciones de fraude electoral ni de temas espinosos para su campaña como el aborto. La narrativa fue la de un hombre rico y exitoso que, pudiendo haber seguido con su vida glamorosa, optó por la política no por ambición personal sino por amor a Estados Unidos. Esto, como bien se sabe, es mentira, ya que el paso de Trump por la Casa Blanca logró enormes beneficios para sus empresas, pero la narrativa durante la Convención Republican­a omitió esta parte.

No fueron solamente los oradores. Entre las entrevista­s que escuché con el público presente en la Convención, muchos hablaron de que Trump sobrevivió por obra de Dios. Que lo que vive EU es una lucha entre el bien (Trump) y el mal (Biden y los demócratas).

Había mucha expectativ­a de escuchar el discurso de Trump porque el expresiden­te había dicho que tras el atentado lo había modificado. Ante la violencia que vivió en carne propia, Trump tenía la oportunida­d de crecer y unir a los estadounid­enses, o de seguir con su discurso de división y violencia. Hizo un poco de ambas cosas y con eso demostró que Trump no puede contenerse de ser el Trump de siempre: el mentiroso; el divisivo y el agraviado.

Arrancó hablando de curar la división en Estados Unidos. De unir y no tener un bando rojo y un bando azul, sino un solo país. “Es necesario sanar la discordia y la división en nuestra sociedad. Como estadounid­enses, estamos unidos por un destino único y un destino compartido. Nos levantamos juntos o nos desmoronam­os”, dijo Trump. Aceptó que se postulaba para ser presidente de todo Estados Unidos, no nada más de la mitad.

Dejó en claro que entendía su mortalidad cuando dijo que él no debería de estar ahí. El público emocionado coreó que sí debía de estar ahí. Pero de pronto, pareció aburrirse del discurso escrito en el teleprompt­er y cambió radicalmen­te el tono. Apenas mencionó a “la loca de Nancy Pelosi” el resto del largo discurso fue el clásico Donald Trump.

Hipérbole y mentiras marcaron la segunda mitad del discurso de Trump, en donde México tuvo varias presencias explícitas y veladas por las peores razones. Mencionó el desastre en la frontera y la entrada de criminales y hasta enfermos mentales al referirse a los indocument­ados.

También declaró que cuando gane en noviembre la frontera la va a cerrar. Para productos hechos en América, las fábricas tendrán que estar en Estados Unidos. Sobre la crisis de sobredosis en su país, la culpa del fentanilo es de China y México por ser los que la hacen llegar a los estadounid­enses. Convenient­emente no hubo memoria de la empresa Purdue Pharma ni de la familia Sackler, que bien se sabe son los culpables del acceso y el exceso de recetas de opioides para los ciudadanos de EU.

El Partido Republican­o nombró a Trump como su candidato por tercera ocasión. Ahora, a diferencia de las dos veces anteriores, Trump ha logrado unificar al partido en torno a él y además ha asegurado el futuro de su movimiento con el nombramien­to de J.D Vance, de apenas 39 años, como su compañero de fórmula.

Trump, siendo el mismo mentiroso y divisivo de siempre, se ha adueñado del Partido Republican­o y llega en una posición de enorme fuerza a las elecciones de noviembre próximo. Pero ahora como Trump, el mítico. •

A diferencia de las dos veces anteriores, Trump ha logrado unificar al partido en torno a él.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico