El Universal

Bogotá agita la moda, una industria creativa que rebasa fronteras

En la pasada edición de Bogotá Fashion Week, diseñadore­s emergentes y comerciant­es afianzaron los avances de este sector que vislumbra la sustentabi­lidad y el uso de la Inteligenc­ia artificial en su desarrollo

- FRIDA JUÁREZ Enviada —frida.juarez@clabsa.com.mx stand Caribbean Chic, Resort. boutiques

SEBASTIÁN MEJÍA

“Aunque uno tenga estudios es difícil ser bien remunerado por sus procesos creativos”

JHOAN SEBASTIÁN Diseñador independie­nte “Es muy costoso sacar muestras (de tela con estampados) y la IA ayuda a economizar costos de producción de prototipos y la creación de diseños”

Bogotá, Colombia.—

Los habitantes de Bogotá se pusieron sus mejores prendas y se reunieron del 22 al 24 de mayo en el Ágora para celebrar la séptima edición de Bogotá Fashion Week (BFW), organizada por la Cámara de Comercio de Bogotá (CCB). Durante tres días, 110 marcas independie­ntes presentaro­n sus coleccione­s en pasarelas, hicieron negocios con compradore­s de todo el mundo y sostuviero­n encuentros de reflexión con funcionari­os, investigad­ores y editores.

Este evento, que busca posicionar a la ciudad como capital internacio­nal de negocios de la moda, permite conocer un panorama general, desde el aspecto económico hasta el creativo, de la industria de la moda colombiana, que constituye el 1.3% del PIB de la capital colombiana, que está conformada por más de 34 mil empresas y genera 216 mil empleos formales.

“(La moda en) Colombia, a nivel de desarrollo en Sudamérica, ha dado unos pasos grandes”, afirma William Cruz Bermeo, historiado­r de moda e investigad­or de la Universida­d Pontificia Bolivarian­a. El académico explica que todo se remonta a finales del siglo XIX, cuando floreció la industria textil en Medellín. En los años 90, los Acuerdos de Washington propiciaro­n la apertura económica internacio­nal, por lo que los textileros unieron fuerzas para enfrentar la competenci­a extranjera y fundaron institucio­nes como Indexmoda y Colombiamo­da. El éxito de estos proyectos ha hecho ver a los gobiernos locales y las cámaras de comercio la importanci­a de la moda e impulsar su formación y formalizac­ión, agrega Cruz.

Así funciona BFW: por convocator­ia se eligen las marcas que por seis meses reciben asesoría de la CCB, para afianzar sus empresas.

Los beneficios de este proceso se reflejan en las cifras del cierre del Bogotá Fashion Week 2024: recibió más de 118 mil asistentes y generó 3.3 millones de dólares en ventas —rompiendo el récord de 2.5 mdd del año pasado— y esperan que la suma crezca a 8 mdd en los próximos 12 meses. De acuerdo con la CCB, los compradore­s principale­s fueron de México, Estados Unidos, Oriente Medio y la Unión Europea, en ese orden.

Pese al éxito, aún hay puntos a trabajar, como el de la formalizac­ión de negocios.

En esta edición fueron invitados de honor los comerciant­es y diseñadore­s emergentes del mercado textil del barrio de San Victorino. “Estamos buscando cómo conquistar el mercado de la informalid­ad y cómo darles herramient­as para que la superen. Lo que estamos haciendo es traerlos acá, ponerles un y que vean que los costos financiero­s de la formalizac­ión en Colombia no son como piensan, les quitamos mitos”, dice en entrevista José Ovidio Claros, presidente de la CCB.

Internacio­nalización y estilo caribeño

Otra meta es lograr la internacio­nalización del diseño colombiano. Cruz Bermeo comenta que es complicado por la magnitud de la competenci­a con el mercado internacio­nal. Por su parte, Diana Crump, diseñadora de la marca de sastrería Atelier Crump, considera que es complicado porque es un proyecto que requiere años de asesoría para las pequeñas empresas, pero reconoce que la BFW da visibilida­d; tan sólo antes de la entrevista, negoció con un empresario de Aruba.

La internacio­nalización también plantea un dilema en la parte creativa de los diseñadore­s: la moda colombiana se popularizó con el estilo

pero las nuevas generacion­es de diseñadore­s buscan mostrar que su creativida­d puede ir más allá de diseñar trajes de baño y vestidos de playa. Sin embargo, es complicado alejarse porque el negocio está en la ropa de playa: “El mercado internacio­nal podrá ver que podemos hacer ropa para climas más fríos. Las marcas se están arriesgand­o más al hacer cosas fuera del

Pero es complicado porque da dinero”, dice Jhoan Sebastián Huerta, dueño de Mercipalai­sd’or.

“La región influye, entonces, claro, el estilo caribeño domina, pero marcas como Cubel o Joeg hacen posible vestir colombiano en otros lados. A mí me encanta desdibujar­me de esas líneas caribeñas, que es muy hermoso. En países en vía de desarrollo como éste todavía las marcas dudan en apostar por el diseño por goce estético. De alguna manera se ha ido despegando de esa visión, pero a veces es difícil. Aunque uno tenga estudios, es difícil ser bien remunerado por sus procesos creativos”, agrega Sebastián Mejía, diseñador de distintas marcas urbanas, como Cubel.

El costo de la moda verde

La sustentabi­lidad fue tema crucial en esta edición. María Paz Gaviria, gerente de proyectos culturales de la CCB, explica que las asesorías bajo la línea de que la sustentabi­lidad es imperativa porque la moda es la segunda industria más contaminan­te y los consumidor­es hoy son más sensibles al tema.

Pero todavía hay retos, en Colombia solamente el 6% de la ropa es reciclada, una cifra que buscan mejorar a través de legislacio­nes que impulsen la economía circular, explica Nadia Rojas, ingeniera ambiental. Jhoan Sebastián alega que para los diseñadore­s independie­ntes es costoso hacer ropa sustentabl­e y no se vende bien:

“Tenemos prendas con plásticos reciclados, que pueden costar cuatro veces más que una tela normal y eleva el costo de la prenda porque requiere otro trato, desde el cortado de tela, esto acarrea más costos porque se necesita otra maquinaria y más capacitaci­ón. Es complicado y el mercado internacio­nal, sobre todo europeas, no ven con buenos ojos al poliéster reciclado porque les gusta el algodón. Creo que si hubiera políticas más flexibles para las fábricas que crean telas recicladas y hubiera más educación sobre el costo ambiental del algodón se podrían tener más productos sustentabl­es”, dice el diseñador.

IA, aún a la distancia

La Inteligenc­ia Artificial fue otro tema de conversaci­ón, pero la herramient­a apenas forma parte de los procesos creativos de los diseñadore­s. Sebastián ya la usa para crear estampados: “Es muy costoso sacar muestras (de tela con estampados) y pienso que la IA ayuda a economizar costos de producción de prototipos y la creación de diseños”.

Pero la mayoría de los diseñadore­s consultado­s reconocier­on no hacer uso de ella para diseñar y dicen no conocer a colegas que ya la apliquen. Aunque Diana Crump contempla la idea de la IA, pero para ahorrar pasos en procesos de logística e inventario. •

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Del 22 al 24 de mayo, el Ágora de Bogotá fue la sede de la séptima edición de Bogotá Fashion Week, que organizó la Cámara de Comercio de Bogotá.
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Diana Crump, diseñadora de Atelier Crump, busco visibilida­d internacio­nal en la Bogotá Fashion Week, donde negoció con un empresario de Aruba.
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Las cifras reflejan el éxito de la Bogotá Fashion Week de este año: recibió más de 118 mil asistentes y generó 3.3 millones de dólares en ventas.
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Diseñador de distintas marcas urbanas, como Cubel
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