Las mujeres en la vida pública
México tendrá la
primera mujer presidenta de la República y, como lo indican las preferencias electorales, será una mujer de izquierda la responsable de conducir al país. De tal forma, el sufragio de los mexicanos tendrá implicaciones trascendentales para la vida política, cultural y social en un país donde ha prevalecido la misoginia. Antes de este proceso electoral, fueron seis mujeres las que buscaron la titularidad del Poder Ejecutivo. Mujeres de izquierda como Rosario Ibarra de Piedra en 1982 y 1988. Y en 1994, Cecilia Soto por el Partido del Trabajo y Marcela Lombardo por el Partido Popular Socialista.
Actualmente la igualdad de género es un derecho humano y, en México, hemos logrado que el Congreso de la Unión y el gabinete federal sea paritario. Hasta hace unos años las mexicanas estaban prácticamente relegadas a participar en la vida pública de la nación. Sara Sefchovich escribe sobre las esposas de los presidentes en su libro La Suerte de la Consorte (Océano), donde sentencia: “Ellas son mujeres que no existen en la historia”. Su investigación es una reflexión sobre el papel de las mexicanas en la política.
Antes de este proceso electoral, fueron seis mujeres las que buscaron la titularidad del Poder Ejecutivo: mujeres de izquierda como Rosario Ibarra de Piedra en 1982 y 1988; así como en 1994, Cecilia Soto por el Partido del Trabajo y Marcela Lombardo por el Partido Popular Socialista.
LA PRIMERA DAMA
“La Primera Dama es una mujer imaginaria, la manifestación de una idea, una figura simbólica”. Su papel era representar sin protagonismos y en silencio el deber como madre de familia y esposa del jefe de Estado. “Están más cerca que nadie del supremo poder, pero no lo tienen”. Sefchovich indaga sobre el perfil público de las mujeres que vivieron a la sombra del poder. Algunas vivieron en los lujos y derroches, otras prefirieron tener una labor altruista.
“Desde el momento en que su marido asume el cargo más elevado de la República, la esposa tendrá que cumplir con pesadas agendas de trabajo llenas de reuniones, ceremonias, actos oficiales y sociales, viajes por el país y al extranjero, tanto en calidad de acompañante del presidente como sola en su papel de Primera Dama. Y tendrá que saber cómo vestir y cómo actuar, cuándo callar y cuándo hablar (…) Y tendrá que hacer el trabajo de beneficencia o asistencia social que le corresponde (…)”.
SE ROMPE LA IDEA
Esta idea se rompió en 2018 con la entrada del presidente Andrés Manuel López Obrador, pues su esposa la doctora Beatriz Gutiérrez Müller tomó la decisión de no desempeñar ese papel de sumisión. Y no es para menos, México necesita de las mujeres libres en todos los ámbitos. Por ejemplo, en la vida pública para la toma de decisiones, el fortalecimiento de la democracia, el empoderamiento, la igualdad y erradicar la violencia en contra de las mujeres. Vivimos tiempos de mujeres que toman decisiones.
Lo decía Amalia Solorzano: “Primeras Damas somos todas las mujeres de este país”.
Contrastando con Zacatecas, estados como Yucatán, Querétaro y Aguascalientes, gobernados por Acción Nacional, así como Durango y Coahuila, que forman parte de la alianza, demuestran con hechos cómo la seguridad es la base para atraer inversión y estimular el desarrollo económico. Estos estados no solo están significativamente más seguros, sino que también gozan de una prosperidad económica que parece inalcanzable para Zacatecas bajo la actual administración.
La seguridad, lejos de ser un mero indicador estadístico, es el cimiento sobre el cual se construyen comunidades prósperas y resilientes. La posición geográfica de Zacatecas, rodeada de estados que sí han sabido capitalizar la seguridad y la estabilidad para su beneficio, desmonta cualquier intento por parte del gobierno local de atribuir su fracaso a dinámicas regionales. La evidencia sugiere que el problema no es el contexto, sino la gestión.
ZACATECAS PERMANECE ANCLADO
Mientras nuestros vecinos avanzan hacia un horizonte de oportunidades, Zacatecas permanece anclado, incapaz de liberarse del lastre que suponen la inseguridad y la falta de inversión. La conclusión es inevitable: la actual situación de Zacatecas no es un accidente geográfico ni el resultado de fuerzas incontrolables. Es el producto de decisiones políticas y de una gestión deficiente por parte del gobierno de Morena
Zacatecas no necesita líderes que se conformen con no ser los últimos en la lista, necesita visionarios que aspiren a colocar al estado en la cima del bienestar y la seguridad.
y el gobernador Monreal.
La insistencia en presentar la mediocridad como un triunfo no solo es un insulto a la inteligencia de los ciudadanos, sino una muestra de negligencia hacia el papel que debe jugar el gobierno en la construcción de un futuro más seguro y próspero. Zacatecas no necesita líderes que se conformen con no ser los últimos en la lista; necesita visionarios que aspiren a colocar al estado en la cima del bienestar y la seguridad.
REEVALUAR LAS ESTRATEGIAS ACTUALES
Es necesario reevaluar las estrategias actuales y dejar los falsos triunfalismos, aprender de quienes han logrado transformar la seguridad en desarrollo y tomar medidas concretas que vayan más allá de la retórica vacía. Solo así, Zacatecas podrá revertir su fortuna y caminar hacia un futuro donde la seguridad y el desarrollo no sean la excepción, sino la regla. La ciudadanía no merece menos.