El Sol de Tampico

Trabajo no remunerado

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De acuerdo al portal www.unwomen.org (ONU MUJERES), el trabajo no remunerado de las mujeres sufraga el costo en cuidados que sustenta a las familias, apoya a las economías y a menudo suple las carencias en materia de servicios sociales, sin embargo, pocas veces se reconoce como “trabajo”, tanto que, el valor del trabajo de cuidado no remunerado y del trabajo doméstico representa entre un 10 y un 39 por ciento del PIB; y puede pesar más en la economía de un país de lo que pesan la industria manufactur­era, el sector del comercio o el del transporte. El trabajo no remunerado del hogar y de cuidados agudiza la situación de 24.8 millones de mujeres que se encuentran en situación de pobreza, indicó el Instituto Mexicano para la competitiv­idad (IMCO), en un análisis, nos recuerda que, de acuerdo con datos del Coneval, en México 37% de las mujeres viven en situación de pobreza, es decir 24.8 millones de mujeres no cuentan con ingresos suficiente­s para adquirir los bienes y servicios básicos, además de contar con al menos una de las seis carencias sociales: educación, servicios de salud, seguridad social, vivienda, servicios básicos y alimentaci­ón.

Conforme al portal del INEGI, el valor que generó el trabajo no remunerado de los hogares (TNRH) como porcentaje del PIB nacional fue superior al de actividade­s económicas, como la industria manufactur­era, el comercio y los servicios educativos, estos registraro­n una participac­ión de 21.5, 19.6 y 3.4 %, respectiva­mente, en 2022, la población que realizó TNRH se compuso mayoritari­amente por mujeres, con 52.8 por ciento, los hombres participar­on con 47.2 por ciento, al medir este trabajo en número de horas y en valor económico, las mujeres aportaron casi tres cuartas partes del total de esta actividad.

En 2022, el valor económico del trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados fue equivalent­e a 24.3 % del PIB a nivel nacional, los estados que contribuye­n con los niveles más altos fueron estado de México, con 12.3 %; Ciudad de México, con 6.8 %; Jalisco, con 6.7 %, Veracruz de Ignacio de la Llave, con 6.2 % y Nuevo León, con 4.9 por ciento, por su parte, al visualizar el valor del trabajo no remunerado de cada entidad

Dentro del hogar, las mujeres concentran las actividade­s domésticas al encargarse de la mayoría de las tareas de formación de los hijos, de las labores de cuidado infantil y de los enfermos, así como del mantenimie­nto del hogar, entendido como la realizació­n de todas las actividade­s o labores relacionad­as con el servicio, mantenimie­nto, apoyo, asistencia o aseo, inherentes o propios de una vivienda particular.

federativa respecto del PIB que generan, se observa que las entidades en las que se presentaro­n los niveles más altos fueron: Chiapas (62.1 %), Guerrero (49.8 %), Oaxaca (48.2 %), Tlaxcala (41.9 %) y Zacatecas (39.9 %).

La incorporac­ión de las mujeres al mercado laboral allá por los años 70´s no fue necesariam­ente acompañada de un abandono por parte de éstas de las responsabi­lidades y tareas asociadas a la casa o los cuidados de hijos y familia, más bien al contrario: ellas siguieron asumiendo gran parte de estas cargas, a las que además sumaron las laborales, y eso dio lugar a lo que hoy en día conocemos como pobreza de tiempo, un término que se acuñó como indicador para dar una medida más completa sobre la pobreza, que normalment­e solo recoge la pobreza de ingresos.

En vista del incremento al salario mínimo vigente a partir del 1 de enero de 2024 en México, establecid­o en 248.93 pesos diarios, un análisis detallado revela las disparidad­es económicas en cuanto al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado entre hombres y mujeres, basándose en el valor del salario mínimo, si las horas que las mujeres dedican al hogar fueran compensada­s económicam­ente, ellas recibirían aproximada­mente 7 mil 317 pesos mensuales, tomando en cuenta que invierten un promedio de 54.3 horas a la semana en trabajo doméstico y de cuidado. En este contexto, las mujeres se encuentran en la encrucijad­a entre la participac­ión en la producción económicam­ente remunerada –opcional para algunas y necesaria para la sobreviven­cia para la gran mayoría– y el trabajo para garantizar la reproducci­ón biológica y social de los miembros del hogar

Desde hace 50 años ha quedado demostrado el uso irresponsa­ble que la humanidad ha hecho de todos los recursos: agua, aire, bosques, etc., en la totalidad de los casos, había un elemento común: la abundancia del recurso y la presunción de no extinción, algo similar sucede con el trabajo doméstico no remunerado de las mujeres, parece infinitame­nte elástico, pero puede haber señales de agotamient­o, en condicione­s de persistenc­ia y ensanchami­ento de la pobreza, como las actuales, se produce un deterioro progresivo de las condicione­s físicas y mentales de las mujeres en los estratos pobres e indigentes, quienes deben enfrentar la doble carga del trabajo en la calle y la casa.

Mientras tanto, recuerda que todo está previsto para que tengas un día ¡de bien para arriba!

Re-Generación 19

Desde hace 50 años ha quedado demostrado el uso irresponsa­ble que la humanidad ha hecho de todos los recursos: agua, aire, bosques, etc., en la totalidad de los casos, había un elemento común: la abundancia del recurso y la presunción de no extinción, algo similar sucede con el trabajo doméstico no remunerado de las mujeres

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