El único requisito: querer dejar de beber
“Solo queremos
estar seguros de que tengas la misma gran oportunidad de lograr la sobriedad que tuvimos nosotros . Así que eres miembro de AA desde el momento que lo digas” (Tercera Tradición libro 12 y 12 )
Con mucha frecuencia nos llaman los familiares que conviven con un alcohólico, con el propósito de obtener ayuda para su borrachito. La respuesta de AA siempre es y será: con mucho gusto, estamos a sus órdenes. Díganos cuándo y a qué hora nos recibe en su casa, o en el lugar que usted nos indique; puede ser una cafetería, un restaurante etc. sólo le pedimos que su familiar no vaya borracho y que no vaya engañado, para evitar enojos inesperados y echemos a perder una buena oportunidad para iniciar un proceso de recuperación.
En una ocasión nos pidió la ayuda la esposa de un borrachito, porque ya no estaba dispuesta a tolerarlo y ya le había puesto la disyuntiva: "Dejas de tomar o nos divorciamos". La cita nos la puso en su casa. Nos recibió el esposo. Atento, formal e interesado. La primera pregunta que hizo fue: ¿cuáles son los requisitos que A.A. tiene para que una persona como yo ingrese formalmente a esta comunidad? Porque cuando yo entré a trabajar a la empresa donde laboro me hicieron llenar una solicitud, me hicieron un examen psicométrico, un examen de conocimientos, un examen médico y varias entrevistas, cuando pasé todos esos filtros me contrataron de planta. Yo pienso que una organización internacional como AA debe tener varios requisitos para poder entrar y obtener el objetivo, que es dejar de tomar. La respuesta que se le dio a este consumidor de alcohol fue la siguiente: “El único requisito para ser miembro de AA es querer dejar de beber”.
Y efectivamente, todas las actividades que desarrolla la comunidad de AA, a nivel local, estatal, nacional e internacional giran alrededor de este eje: que cada miembro logre dejar de consumir alcohol, permanezca sobrio y ayude a otros a al alcanzar el estado sobriedad. AA no se interesa por tener expedientes de sus miembros. No toma en cuenta su nivel académico, económico ni social. No le interesa su edad, sexo, religión o filiación política. Su único interés es que el candidato tenga el deseo verdadero de dejar de beber alcohol. No importa que su enfermedad vaya empezando o que ya esté en un hospital o un escuadrón de la muerte.
El texto con el que AA oficializa esta postura es el siguiente: “Usted es miembro de AA si así lo dice. Puede declararse uno de los nuestros; nadie se lo impedirá. No importa quién sea, ni cuánto haya descendido, ni cuan graves sean sus complicaciones sentimentales, aún sus crímenes, no podríamos impedirle ser un AA. No deseamos tenerlo fuera de nuestra sociedad. No tenemos miedo de que pueda hacernos el menor daño, por torcido o violento que sea usted. Sólo queremos estar seguros de que tenga la misma oportunidad que nosotros tuvimos para lograr la sobriedad. De modo que usted es un alcohólico anónimo desde el momento que declare que lo es".Este párrafo está contenido en la Tercera Tradición de la doctrina de La Comunidad de AA.
Alcohólicos Anónimos piensa que privarle a un alcohólico de su oportunidad equivaldría, casi siempre, a pronunciarle su sentencia de muerte, a menudo, condenarlo al inacabable sufrimiento. ¿quién se atreve a ser juez, jurado y verdugo de su propio hermano enfermo?
Después de una larga plática con el esposo amenazado de divorcio, éste decidió incorporarse a la agrupación, donde ya trabaja en su proceso de recuperación. La esposa ruega para que la decisión sea permanente.
La comunidad de AA invita cordialmente a todos los que consumen alcohol a que se acerquen a buscar ayuda y posibiliten un mejor nivel de vida sin alcohol. PUEDEN ACUDIR AL GRUPO TANCOL QUE SESIONA LOS LUNES, JUEVES Y VIERNES DE 7 A 9 DE LA NOCHE Y QUE ESTA UBICADO EN LA ESQUINA DE LAS CALLES FRANCISCO VILLA Y EMILIANO ZAPATA No. 306 ALTOS, EN LA COL. TANCOL DE TAMPICO, TAM.
O también pueden llamar a cualquiera de los siguientes números telefónicos 8332125634, 8332289003 ó el 8331055995
Alcohólicos Anónimos piensa que privarle a un alcohólico de su oportunidad equivaldría, casi siempre, a pronunciarle su sentencia de muerte, a menudo, condenarlo al inacabable sufrimiento. ¿quién se atreve a ser juez, jurado y verdugo de su propio hermano enfermo?